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miércoles, 11 de diciembre de 2019
SOROLLAS – 12/12/2019
Si el Museo del Prado celebra su bicentenario con los espléndidos trabajos sobre papel de Goya, el Museo Sorolla de Madrid exhibe un centenar de trabajos sobre papel del artista valenciano con el título "Sorolla. Dibujante sin descanso", hasta el 10 de mayo, del que forma parte la acuarela "Comiendo uvas" de 1898 que vemos en la foto.
Como advertía el paisajista Aureliano de Beruete, no vaya a creerse que la mayoría de los cuadros de Sorolla fueron creados tan espontáneamente como se pudiera sospechar de la frescura y lozanía de su ejecución. Detrás de los célebres lienzos del maestro de la luz y el color había un dibujante prolífico y constante. Pese a que dejó más de 8.000 dibujos, es una de las facetas menos conocidas del artista.
No los hizo para enmarcar, explica Consuelo Luca de Tena, directora del museo. Apenas los expuso, ni vendió, ni siquiera mostraba a sus clientes. Regaló muy pocos a colegas y amigos. La mayoría, hechos por puro entretenimiento, los conservó en la intimidad familiar. Se han seleccionado para la muestra los dibujos más vistosos, más grandes, más acabados, que son una minoría de su producción. Porque, salvo excepciones, el dibujo de Sorolla es utilitario, es anotación, apunte rápido, ejercicio, idea. De hecho, solía llevar consigo un cuadernillo para poder dibujar en cualquier momento. Nunca se sabe dónde y cuándo puede llegar la inspiración.
Utilizó en sus dibujos muchas técnicas y soportes. En el caso de los bocetos preparatorios para lienzos importantes, empleaba grandes formatos, papeles coloreados y usaba carboncillo combinado con clarión.
Cuelgan buenos ejemplos en la muestra, como dos dibujos previos para sendos retratos de los Reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia, de más de dos metros de altura. El formato pequeño y el lápiz, por contra, los dejaba para sus apuntes del natural. Con la pluma y la aguada creaba efectos más pictóricos y atmosféricos.
Empedernido viajero, experimentó sobre la ciudad moderna en dibujos y notas de color, especialmente en 1911, durante su segundo viaje a EE.UU. Pintó al gouache vistas de Nueva York tomadas desde las ventanas de su hotel y dibujaba en el reverso de las cartas del menú en los restaurantes.
Joaquín Sorolla fue un dibujante de impresiones, dibujaba todo lo que se ponía ante sus ojos. Papel y lápiz le permitieron una aproximación más directa al natural que la propia pintura, captar el instante con mayor rapidez.
"Cuanto más viejo me hago, más me doy cuenta de que el dibujo es el más importante de todos los problemas que presenta completar un cuadro. Al pintar un hombro, poco importa si utilizas tres mil pinceladas o tan solo diez. Lo que realmente importa es que el hombro resulte sólido y esté bien construido". Son palabras del excepcional pintor y genial dibujante.
https://www.abc.es/cultura/arte/abci-sorolla-genial-dibujante-impresiones-201911230055_noticia.html
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