NOVEDADES
CONTRA-REVOLUCIONARIAS
miércoles, 4 de diciembre de 2019
PARÁBOLA – 05/12/2019
Una visión unilateral de la parábola del Buen Pastor lleva a algunos a abandonar a las ovejas fieles para ir en busca del lobo, ponerlo cariñosamente sobre los hombros, e introducirlo en el redil.
La doctrina de Nuestro Señor Jesucristo está llena de verdades aparentemente antagónicas que, examinadas con atención, lejos de desmentirse recíprocamente, se completan, formando una armonía verdaderamente maravillosa. Y éste es el caso, por ejemplo, de la aparente contradicción entre la justicia y la bondad divinas. Dios es, al mismo tiempo, infinitamente justo e infinitamente misericordioso. Siempre que para comprender bien una de estas perfecciones ignoramos la otra, caeremos en un grave error.
Nuestro Señor Jesucristo dio, en su vida terrena, admirables pruebas de su dulzura y de su severidad. No pretendamos "corregir" la personalidad de Nuestro Señor de acuerdo a la pequeñez de nuestros modos de pensar, y cerrar los ojos a la suavidad para mejor edificarnos con la justicia del Salvador, o, por el contrario, hacer abstracción de su justicia para mejor comprender su infinita compasión en relación a los pecadores. Nuestro Señor se mostró perfecto y adorable tanto cuando acogía con perdón inefablemente dulce a María Magdalena, como cuando castigaba con lenguaje violento a los fariseos. No arranquemos ninguna de estas páginas del Santo Evangelio. Sepamos comprender y adorar las perfecciones de Nuestro Señor como ellas se revelan en uno y otro episodio. Y comprendamos que la imitación de Nuestro Señor Jesucristo sólo la podremos hacer cuando sepamos no sólo perdonar, consolar y acoger, sino también sepamos flagelar, denunciar y fulminar como Nuestro Señor.
Hay católicos que consideran los episodios del Evangelio en los que aparece el santo furor del Mesías contra la ignominia y la perfidia de los fariseos como cosas indignas de imitación. Esto se ve en el modo en que ellos consideran el apostolado. Hablan siempre de dulzura, y tratan siempre de imitar esa virtud de Nuestro Señor. Pero, ¿por qué no tratan de imitar las otras virtudes de Nuestro Señor?
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