2 de febrero de 2018
Las redes rusas agitan la independencia andaluza
Las redes rusas agitan la independencia andaluza
Moscú recibe con
honores de Estado a políticos sin representación parlamentaria
EL
PAIS - Madrid 2 FEB 2018 - 15:41 BRST
Pedro
Altamirano junto a los alumnos de la Escuela naval de Sebastopol. CORTESÍA
DE PEDRO ALTAMIRANO
Pedro Altamirano y los líderes de la Asamblea Nacional Andaluza (ANA)
deben viajar por España en
un mismo coche y compartir gastos de gasolina, pero cuando vuelan a Crimea les
reciben ministros, son entrevistados por Rusia Todayy
participan en ceremonias fastuosas.
Es “un trato de jefes de Estado”, según el propio Altamirano.
Este periodista malagueño de 61 años, que fundó la ANA en 2016, ha
visitado Crimea en dos ocasiones desde abril del año pasado, invitado por el
diputado ultranacionalista del Partido Liberal Democrático de Rusia Vladímir
Boltunov.
En Andalucía, el apoyo al independentismo es muy minoritario y los
nacionalistas ni siquiera tienen representación en el Parlamento regional, pero
Altamirano ha proclamado la república virtual de Andalucía y ha publicado mapas en los que Murcia, el sur de Portugal
y el norte de Marruecos forman parte del futuro Estado. Por muy excéntricos que
parezcan Altamirano y los suyos, quienes siguen de cerca el comportamiento del
Kremlin consideran que esos esfuerzos son parte de una estrategia: cultivar
grupos radicales y provocadores en Occidente que en el futuro puedan generar
discordia y división.
A Crimea, aislada por sanciones de Europa y EE. UU., han viajado otros
políticos extremistas occidentales, como líderes de la Liga Norte italiana.
Como la ANA, decenas de grupúsculos separatistas de Europa y EE. UU. son
recibidos con los brazos abiertos en Rusia. Independentistas en Texas,
California o Cataluña han participado desde 2015 en las conferencias anuales
del Movimiento Antiglobalización de Rusia, organizado con dinero del Kremlin
(irónicamente el interés por el separatismo nunca incluye a los movimientos que
buscan romper las fronteras rusas).
Ejemplo del interés ruso por los movimientos desestabilizadores ha
sido la campaña de desinformación en los medios estatales
Russia Today y Sputnik en favor de los independentistas catalanes.
El apoyo a la ANA “no es tan relevante por el riesgo inmediato que
suponga para España como por el hecho de que confirma un patrón de
comportamiento por parte de Rusia”, dice Nicolás de Pedro, un investigador especializado
en Rusia del think tank CIDOB. “Puede que
el Kremlin no crea necesariamente en la separación de Texas o Andalucía, pero
sí le interesa todo lo que agite la inestabilidad en esos países”.
De forma velada comenzó hace años el apoyo al Frente Nacional francés o
al Partido de la Libertad austríaco, le dice a EL PAÍS Anton Shekhovtsov, un
académico que ha investigado el apoyo ruso a grupos extremistas de Europa. Los
contactos son iniciados por políticos o empresarios de bajo o medio rango en la
órbita del Kremlin y más tarde, cuando esos movimientos crecen, son continuados
directamente por el gobierno como prueba la visita a Moscú en marzo del año
pasado de Marine Le Pen, la líder del Frente Nacional, al presidente ruso,
Vladimir Putin.
“De 100 casos de apoyo a grupos radicales, quizás solo fructifican dos o
tres, pero para Rusia habrá merecido la pena”, señala Shekhovtsov.
Operadores políticos de bajo perfil como el diputado ultranacionalista
Boltunov tienen el incentivo de fomentar estos contactos actuando como freelancers, para "venderlos" en un futuro al
Kremlin en caso de que aumente su valor. En realidad esta estrategia es
heredada de la empleada por Moscú durante la era soviética, según Shekhovtsov.
La diferencia es que entonces eran los espías de la KGB quienes llevaban a cabo
esos contactos.
Recientemente,
el movimiento de independencia de California, liderado por un grupo llamado Yes
California, ganó atención tras la victoria en EEUU de Donald Trump, pero sufrió
el año un duro golpe a su credibilidad cuando se reportó que el
cofundador Louis Marinelli vivía en Moscú. Una investigación de la BBC reveló que bots rusos promovieron los hashtags #Calexit y #Texit
(por las independencias de California y Texas, respectivamente). En todos
los casos, Rusia niega cualquier tipo de interferencia.
En el corto plazo, Altamirano y la ANA sirven a un fin de política
doméstica agregan los expertos: sus visitas son promocionadas a lo grande para
mostrarle al público ruso que la causa de Crimea tiene apoyo en el extranjero.
El diputado Boltunov explica a EL PAÍS en un correo electrónico que en
Crimea tienen una necesidad urgente de luchar contra los estereotipos sobre la
región en Europa.
"Hay gente, políticos y figuras públicas, que no quieren creer a
ciegas en los eventos que les presenta la prensa. Pedro dio información
objetiva y está satisfecho con la objetividad de los eventos en Crimea",
escribió Boltunov.
Altamirano asegura en una entrevista por teléfono desde Málaga que él y
sus compañeros de causa se pagaron el coste de los dos viajes a Crimea, con
escala en Moscú. “Ojalá viniese Putin y nos dijese ‘toma, dos millones de pavos
pa’ ti”.
Según él, la ANA solo tiene cinco afiliados de cuota, pero augura un
rápido crecimiento: "Estamos creciendo una barbaridad. Ya tenemos una base
de 15.000 colaboradores suscritos a nuestras redes de difusión".
La idea de viajar a Crimea la tuvo su compañero de la ANA, Yuri
Chuguyev, un compositor de música “andarruso”, que vive en Málaga desde hace 27
años. Chuguyev conoció a unos empresarios rusos durante unas vacaciones en
Cancún, México, a los que les habló sobre el proyecto independentista andaluz y
estos le pusieron en contacto con Boltunov.
Altamirano ya planea para este mismo mes su tercer viaje en el que tiene
intención de promover el folklore de su tierra: “Les pedí la última vez a
los del ministerio de Cultura de Crimea que nos echaran una mano para organizar
la Semana del Flamenco”.
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