9 de febrero de 2018
El Gobierno toleraría una elección simbólica de Puigdemont
El Gobierno toleraría una elección simbólica de
Puigdemont
Aún no hay acuerdo
en el independentismo, que se debate entre la pretensión de Puigdemont de
reconocimiento y la oposición de ERC a participar en acciones con consecuencias
penales
EL
PAIS - Barcelona / Madrid 9
FEB 2018 - 05:11 BRST
Elsa
Artadi en los pasillos del Parlament, este jueves. M. MINOCRI VÍDEO: ATLAS
Nada que objetar por parte del Gobierno a que una mayoría
independentista del Parlament vote la eventual investidura de Elsa
Artadi, mano derecha de Carles Puigdemont, como presidenta de la Generalitat.
Pero el Ejecutivo de Rajoy ignorará los actos de reconocimiento, o
nombramientos honoríficos que el expresident pueda
recibir siempre que no tengan traducción administrativa o económica, señalan
fuentes gubernamentales. Pero aún no hay acuerdo en el
independentismo, que se debate entre la pretensión de Puigdemont de
reconocimiento y la oposición de ERC a participar en acciones con consecuencias
penales.
Cada paso del independentismo es seguido con fruición por el Gobierno
que preside Mariano Rajoy. Este jueves se atisbó desde La Moncloa la
posibilidad de que el desafío secesionista termine con la elección de un
presidente de la Generalitat de acuerdo a la legalidad. La opción de Elsa Artadi,
portavoz de Junts per Catalunya, como candidata se baraja en el
Ejecutivo central desde hace días. Su preocupación se centra en cómo terminarán
las negociaciones del expresidente catalán con ERC, la CUP y el PDeCAT. Si no hay
“reconocimiento administrativo ni económico a cargo del erario público pueden
nombrarle y reconocerle cuantos títulos y honores quieran”, afirman fuentes
gubernamentales.
Los nombramientos honoríficos a una persona en un lugar privado no
pueden recurrirse ante el Tribunal Constitucional, señalan en referencia al
marco donde se tributen honores a Puigdemont. El Gobierno sabe, no obstante,
que el político catalán y sus más directos seguidores quieren que el Parlamento
de Cataluña apruebe una resolución donde se le cite como presidente “legítimo”.
En este caso, el Gobierno de Rajoy considera que sí podría recurrir ante el
Constitucional, por la posibilidad de que hubiera alguna ilegalidad.
La expresidenta del Parlament Carme Forcadell afirmó ante el juez que el
27 de octubre, cuando se aprobó la declaración unilateral de independencia
(DUI), “no se proclamó nada” y se limitó a leer lo que le dijo el entonces
portavoz adjunto de Junts per Sí y hoy presidente de la Cámara catalana, Roger
Torrent.
Según las grabaciones de su declaración ante Pablo Llarena el pasado 9
de noviembre, Forcadell atribuyó a Torrent la petición de leer la declaración
votada en el Parlament, “una petición como muchas otras veces ha habido en este
sentido”, dijo.
La intención de Puigdemont es la de seguir influyendo en la política
catalana, aunque no sea como presidente de la Generalitat sino como líder de un
ente —el llamado Consejo de la República— ubicado en Bruselas. En Barcelona
habría un Gobierno formado por responsables de Junts per Catalunya y de
Esquerra Republicana que, precisamente, se hallan enfrascados en unas caóticas
negociaciones para desbloquear la situación. Oficialmente siguen manteniendo
que su candidato a la presidencia no es otro que Puigdemont, pero cada día hay
nuevas evidencias de que la verdadera negociación radica en encontrar una
alternativa al expresidente cuando vuelva a confirmarse que su investidura es
imposible. El tira y afloja se halla precisamente en el perfil de este
candidato o candidata que accedería a la presidencia tutelado directa o
indirectamente por Puigdemont.
Tercera en
discordia
Los acólitos del expresidente dan por hecho que la plaza estaría
reservada en ese caso para Elsa Artadi, mano derecha de Puigdemont en la
Generalitat y número 10 de la candidatura Junts per Catalunya. Fuentes
conocedoras de la negociación explicaron ayer que Artadi provoca adhesiones
pero también recelos, especialmente en el PDeCAT, tercera parte en discordia en
las negociaciones aunque muy debilitada por la preeminencia del núcleo de
Puigdemont en Junts per Catalunya.
Fuentes de Esquerra Republicana explican que Artadi, pese a no ser una
opción que les entusiasme, sería un plan válido para devolver la normalidad
institucional. Ante las cámaras, el portavoz de ERC, Sergi Sabrià, aseguró que
no les consta formalmente la opción de Artadi, pero dejó abierta la puerta al
cambio de presidente. “En caso de que se proponga a otro candidato para la
investidura seguro que no será un problema”, dijo.
Candidatos sin
penas
La propia Artadi intentó ayer quitarse presión de encima una vez que su
nombre ha vuelto al primer plano y optó por no salirse del guion escrito con
antelación. “Puigdemont es nuestro candidato pero, sobre todo, es el candidato
del Parlament”, zanjó desde los pasillos de la Cámara catalana.
Desde el Gobierno se reconoce que no hay otra opción que la de un
candidato independentista, pero en su pugna con Ciudadanos continúa con la
demanda a Inés Arrimadas, que ganó las elecciones del 21-D aunque sin mayoría
parlamentaria, de que intente formar Gobierno. Así lo hizo ayer Mariano Rajoy
en el Foro ABC donde se preguntó por qué quien ganó las elecciones no intenta
formar Gobierno. Según el presidente, debe ser difícil para los catalanes
entender por qué después de haberse celebrado unas elecciones “normales” no se
presenta “un candidato normal”, ironizó.
Para desazón del Gobierno central, en las filas nacionalistas no solo se
habla de Elsa Artadi como posible candidata a la investidura sino también de
Jordi Sànchez, encarcelado, y Jordi Turull, que puede ser inhabilitado
próximamente. Los dos nombres tampoco son bien vistos por los sectores,
especialmente de ERC, que buscan formar un Gobierno sin imputados. El PDeCAT,
por su parte, tiene también en cartera el nombre de Marc Solsona, alcalde de
Mollerussa (Lleida), uno de los pocos de la candidatura de Junts per Catalunya
bien conectado con la dirección del partido.
La confusión que reina en los partidos independentistas, con constantes
anuncios de supuestos acuerdos seguidos de desmentidos, comienza a hacer mella
en las bases y algunos cuadros. En ERC hay especial preocupación porque la
investidura se está dilatando y porque Carles Puigdemont sigue queriendo forzar
las leyes en un momento en el que los políticos presos del procés intentan por todos los medios salir de
la cárcel. Además, la próxima semana comienza una nueva tanda de declaraciones
de dirigentes imputados ante el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena. Entre
otros, la secretaria general de ERC, Marta Rovira, la coordinadora del PDeCAT,
Marta Pascal, y la exdiputada de la CUP Anna Gabriel.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario