7 de febrero de 2018

El Papa Francisco advierte: «Los falsos profetas son como los encantadores de serpientes»



El Papa Francisco advierte: «Los falsos profetas son como los encantadores de serpientes»


Propone oración, limosna y ayuno «a todos los hombres y mujeres de buena voluntad», más allá de la Iglesia católica

Corresponsal en El VaticanoActualizado:

Recordando las advertencias de Jesús contra los «falsos profetas», el Papa Francisco ha precisado el martes que «son como encantadores de serpientes; se aprovechan de las emociones humanas para esclavizar a las personas y llevarlas adonde ellos quieren» mediante la ilusión del dinero, el placer fácil o la «vida completamente virtual».
En tono muy vigoroso, el Santo Padre advierte en su «Mensaje para la Cuaresma 2018» que «la avidez de dinero» se transforma «en violencia contra aquellos que consideramos una amenaza: el niño por nacer, el anciano enfermo, el huésped de paso, el extranjero…».
Por culpa de la mala conducta de muchos, «la tierra está envenenada por los desechos; los mares, también contaminados, tienen que recubrir por desgracia los restos de tantos náufragos de las migraciones forzadas; los cielos se ven surcados por máquinas que hacen llover instrumentos de muerte».
Pero Francisco no enumera esos problemas como un lamento estéril sino como acicate a la renovación espiritual, que es condición previa a la renovación de conducta.
Y aconseja hacerlo en los cuarenta días de preparación a la Semana Santa pues «la Iglesia, nuestra madre y maestra, además de la medicina a veces amarga de la verdad, nos ofrece en este tiempo de Cuaresma el dulce remedio de la oración, la limosna y el ayuno».
Se trata de «remedios» pues, según el Papa, «la oración hace que nuestro corazón descubra las mentiras secretas con las cuales nos engañamos a nosotros mismos», mientras que «el ejercicio de la limosna nos libera de la avidez y nos ayuda a descubrir que el otro es mi hermano». A su vez, «el ayuno debilita nuestra violencia, nos desarma, y constituye una importante ocasión para crecer».
Francisco confiesa el deseo de «que mi voz traspasara las fronteras de la Iglesia Católica, para que llegara a todos ustedes, hombres y mujeres de buena voluntad, dispuestos a escuchar a Dios».
En tono conciliador les dice que «si se sienten afligidos como nosotros, porque en el mundo se extiende la iniquidad, si les preocupa la frialdad que paraliza el corazón y las obras, si ven que se debilita el sentido de una misma humanidad, únanse a nosotros para invocar juntos a Dios, para ayunar juntos y entregar juntos lo que podamos como ayuda para nuestros hermanos».
Francisco presidirá el próximo día 14 los ritos del Miércoles de Ceniza y se desplazará como todos los años a una casa de retiros cercana a Roma para hacer ejercicios espirituales en silencio del 18 al 23 de febrero.

La predicación correrá este año a cargo de un sacerdote y poeta portugués, José Tolentino de Mendonça, vicerrector de la Universidad Católica de Lisboa, quien hablará de «La sed». La de Jesús y la de las personas de hoy.

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