11 de octubre de 2017
El Ejército se prepara para apoyar a la Policía y la Guardia Civil en Cataluña
El Ejército se prepara para apoyar a la Policía y
la Guardia Civil en Cataluña
Defensa activará el
plan Cota de Malla si lo ordena el Gobierno
EL
PAIS - Madrid 11
OCT 2017 - 06:21 BRT
Ampliar fotoLa ministra de Defensa, Maria Dolores
de Cospedal, pasa revista a guardias civiles el pasado domingo en Toledo. ISMAEL
HERRERO EFE
“Somos militares y nos gusta hacer planes y prever”, respondió el jefe
del Estado Mayor de la Defensa, Fernando Alejandre, cuando se le preguntó por los convoyes enviados durante los últimos días a Cataluña.
De momento, lo que ha hecho el Ejército es acumular material logístico, “para
estar preparado ante cualquier contingencia”, según sus palabras. El objetivo,
según fuentes militares, sería apoyar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del
Estado si el Gobierno da la orden de activar el denominado Plan Cota de Malla.
“El Ejército no intervendrá en Cataluña si no lo ordena el Gobierno. Lo
contrario sería un golpe de Estado”, proclama el teniente general
retirado Pedro Pitarch. Los generales en activo con los que ha
hablado EL PAÍS, bajo compromiso de anonimato, discrepan sobre si el Gobierno
debería haber actuado antes contra el órdago separatista, pero todos coinciden
en que el Ejército no dará un paso hasta que no se lo ordenen las autoridades
legítimas. No podría ser de otra manera. Pero eso no significa que no esté ya
elaborando planes y posicionando material por si llega la orden.
La misión que cumplirían las Fuerzas Armadas en Cataluña, según las
fuentes consultadas, sería la de apoyar a la Guardia Civil y al Cuerpo Nacional
de Policía en su tarea de garantizar la seguridad. Ya se les está prestando
apoyo logístico, en forma de alojamiento en las bases militares de Sant Climent
Sescebes (Girona) y El Bruch (Barcelona), pero si fuera necesario se daría un
paso más: sustituirlas en la vigilancia de objetivos estratégicos para que los Cuerpos
de Seguridad del Estado pudieran liberar efectivos y dedicarlos a otros
cometidos.
Se trataría de que los militares se hicieran cargo de la protección de
puertos, aeropuertos, centrales nucleares, depósitos de combustible y otras
infraestructuras críticas. Es una misión prevista en la Ley Orgánica de Defensa
Nacional de 2005, que ya se estaría ejecutando si, tras los atentados del 17
agosto en Barcelona y Cambrils, el Gobierno hubiese elevado a 5 el nivel de la
alerta antiterrorista.
Las Fuerzas Armadas cuentan desde hace años con un plan de contingencia,
denominado Cota de Malla, por el que los militares asumen la protección de los
objetivos que se les asignan. Ese plan se activó en el pasado para la
protección de elecciones y conferencias internacionales; y fue especialmente
importante tras los atentados del 11-M o con motivo de la boda del entonces
Príncipe de Asturias en 2004. Sólo se trata de sacarlo del cajón, actualizarlo
y adaptarlo a las circunstancias de Cataluña.
Según estas previsiones, los militares se encargarían preferentemente de
tareas de vigilancia estática, evitando el riesgo de que tuvieran que hacer
frente a algaradas y tumultos. Y ello porque los miembros de las Fuerzas
Armadas carecen de la instrucción y el equipo adecuado para disolver
manifestaciones, además de que no tienen, salvo en casos concretos (policías
militares y la Unidad Militar de Emergencias), la condición de agentes de la
autoridad, necesaria para poder dar órdenes a civiles.
Ley
Orgánica de Defensa Nacional 5/2005. Establece
que las Fuerzas Armadas, “junto con las instituciones del Estado y las
Administraciones Públicas, deben preservar la seguridad y bienestar de los
ciudadanos en los supuestos de grave riesgo, catástrofe, calamidad u otras
necesidades públicas”. La misma ley incluye entre las operaciones militares “el
apoyo a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en la lucha contra el
terrorismo” y la “colaboración con las diferentes Administraciones Públicas en
los supuestos de grave riesgo, catástrofe, calamidad u otras necesidades
públicas”.
Cota
de Malla. Es el nombre del plan de
contingencia por el que las Fuerzas Armadas apoyan a las Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad del Estado, cuando es necesario, para garantizar la seguridad
mediante la protección de objetivos asignados. Se ha aplicado en múltiples
ocasiones por la celebración en España de cumbres internacionales o de eventos
de proyección internacional. También se aplicaría en el caso de elevarse del
actual 4 al 5 el nivel de alerta antiterrorista.
Además de esta tarea, para la que harían falta más de un millar de
efectivos, el Ejército podría recibir encargos más complicados, como mantener
abiertas las vías de comunicación, mediante la retirada de obstáculos (de barricadas
a tractores) con grúas y vehículos de ingenieros. También podría facilitar las
comunicaciones de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado a través de las
redes militares.
El Ejército dispone en Cataluña de dos batallones, ambos pertenecientes
al Regimiento Arapiles: el Extremadura, con base en Sant Climent Sescebes
(Girona) y el Barcelona, en el cuartel de El Bruch (Barcelona). Tienen unos 350
efectivos cada uno y están desde principios de año en proceso transformación.
El Extremadura, que ya ha recibido sus primeros blindados de cadenas Pizarro,
es un batallón Mecanizado; y el Barcelona, motorizado, con vehículos VAMTAC.
Las mismas fuentes subrayan que estos efectivos son insuficientes para
apoyar a las Fuerzas de Seguridad del Estado (además de que en dos provincias,
Lleida y Tarragona, no hay ninguna guarnición), por lo que deberían ser
reforzados con tropas llegadas de fuera de Cataluña.
Eso en el caso de que los militares se limitaran a tareas de vigilancia,
pues los planes del Ejército contemplan escenarios mucho más exigentes. “Si se
produjera una escalada de violencia que desbordara a las Fuerzas de Seguridad
del Estado, el Ejército tendría que hacer valer su superioridad”, advierte un
mando. En el escenario más peligroso, Policía y Guardia Civil no solo tendrían
que enfrentarse a disturbios o algaradas, sino a grupos armados.
Los expertos no dan mucha probabilidad a la hipótesis de que todos o
parte de los casi 17.000 Mossos d´Esquadra se levantasen contra el Estado, pero
no descartan el riesgo de que surjan grupos armados entre los sectores más
radicalizados del independentismo. “La maniobra debe montarse de acuerdo a la
hipótesis más probable y la seguridad, según la más peligrosa”, recuerda un
mando.
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