13 de octubre de 2017
CATALUÑA ¿El ‘seny’ catalán es algo más que un tópico?
El lema de la manifestación convocada por Sociedad Civil el domingo en Barcelona contra la declaración unilateral de independencia era "recuperem el seny". Además, uno de los mensajes que se leía en la pantalla gigante situada detrás de los oradores decía "Davant la rauxa, posa-hi seny". No es extraño, por tanto, que en la herramienta de medición de Google se produjera un pico notable durante el pasado domingo en la búsqueda de las palabras "seny" y "rauxa":
Y es muy probable que no solo leyeras estas palabras durante la pasada manifestación, sino también que las encuentres en las declaraciones de políticos, en los artículos de prensa y en tus redes sociales. ¿De dónde vienen y qué significan estas expresiones tan recurrentes para referirse a la política catalana?
Lo primero, su significado
A menudo se oye que la palabra seny no se puede traducir, pero si cogemos cualquier diccionario, podemos comprobar que, evidentemente, hay traducción. El de la Enciclopèdia Catalana lo traduce por juicio, cordura, sensatez. De hecho, la muela del juicio es el queixal del seny. La Enciclopedia también apunta que la palabra procede de las lenguas germánicas occidentales: sĭnn, que significa sentido, juicio. En cuanto a su uso, viene de muy lejos. En este texto de Agustí Boadas Llavat leemos que ya aparece en los Proverbis de Cerverí de Girona (1259-1281), dentro de un contexto juglaresco.
En cuanto a la rauxa, la Enciclopèdia Catalana lo traduce por "arranque" o "arrebato". El primer uso conocido de esta palabra se remonta al año 1803, según el Gran diccionari de la llengua catalana. Aunque, según explica esta noticia del diario Levante, antiguamente se usaba la forma "raixa", que ya está presente en la obra del poeta Ausiàs March, que nació en 1397. La etimología de "raixa" podría remontarse a la expresión latina "rixous" y al arabismo "ratxa".
¿Y cómo acaban asociándose ambas palabras al carácter catalán?
El filósofo Josep Ferrater Mora publicó en 1944 Les formes de la vida catalana, en la que sostiene que los catalanes están definidos por cuatro rasgos: la continuidad, la mesura, la ironía y el seny. Para él, el seny se refiere a la prudencia y al entendimiento y es resultado de la experiencia "con sentido, una visión personal de las cosas conducida con circunspección y con prudencia". El hombre con seny "contempla las cosas y los actos humanos con visión serena".
Sin embargo, la oposición entre seny y rauxa aún no está presente en el texto de Ferrater Mora. "El seny no excluye, sino que muchas veces postula, el atrevimiento y la osadía, todo lo que, desde cierto punto de vista, puede parecer insensato, pero que, visto desde el horizonte de la continuidad, se convierte en una actitud sensata. El auténtico seny no se limita a perseguir lo más accesible, las realidades cotidianas e inmediatas; el auténtico seny, podríamos decir el ideal del seny, es perseguir lo que es justo, conveniente y correcto, aunque esta persecución sea en algunos momentos la acción más insensata que se pueda imaginar", escribe el filósofo en Les formes de la vida catalana.
La oposición entre ambos conceptos se populariza con Jaume Vicens Vives, quien escribe en Notícia de Catalunya, en 1954, que «Ser arrauxat es, precisamente, andar falto de seny, obedecer a impulsos emocionales, actuar según determinaciones repentinas. En estas circunstancias nos dejamos llevar por la pasión, sin sopesar las realidades ni mesurar sus consecuencias. Somos entonces los hombres de la llamarada y de las actitudes extremistas. Nuestro sentido de la ironía nos falla y salimos a la calle devorados por un exceso de presión sentimental. El arrauxament es la base psicológica de las acciones subversivas catalanas, la justificación histórica del todo o nada, la negación del ideal de compromiso y pacto dictada por la sensatez colectiva".
Es, por tanto, a raíz de la obra de Jaume Vicens Vives, que el seny y la rauxa se interpretan definitivamente como actitudes contrapuestas.
Esta distinción, ¿tiene base histórica?
El seny y la rauxa no dejan de ser generalizaciones aplicadas a los catalanes, del mismo modo que se califica a los ingleses como personas flemáticas o a los alemanes como individuos cuadriculados. Sin embargo, hemos hablado con un par de expertos que encuentran mucha lógica en su uso. Después de que la oposición entre seny y rauxa cristalizara como característica del pueblo catalán, la historia empezó a interpretarse en tales términos sin que chirriara demasiado, encontrando períodos en los que se sucedían ambas actitudes.
Por ejemplo, Jordi Puigdomènech, autor de un libro titulado Ramon Llull: Passió i reflexió, encuentra esa dialéctica incluso en la persona de la primera figura de las letras catalanas, Ramon Llull: "La pasión y la reflexión presentes en la vida y en la obra de Ramon Llull ya son dos variantes del seny y la rauxa. Por un lado, escribió el Ars Magna, que es una obra de lógica y un ejercicio de puro racionalismo. Y, por otro, abandonó la corte real, entregó todas sus riquezas y se dedicó a recorrer los caminos con un hábito de franciscano. Ahí están presentes el sentido y el arrebato", nos dice Jordi Puigdomènech en conversación telefónica.
Por otro lado, Jordi Casassas, historiador y presidente del Ateneo Barcelonés, también ve lógico que la oposición entre seny y rauxa haya hecho buena fortuna a la hora de explicar la historia de Cataluña: "Estas dos categorías gozan de especial popularidad en Cataluña porque en su historia más reciente (y me refiero a los últimos tres siglos) las explosiones revolucionarias y los periodos de represión se han sucedido con más frecuencia que en otros territorios. Estas convulsiones hacen que el pueblo haya tenido que alternar ambas posturas, y que, por tanto, los términos hayan cuajado con éxito en el imaginario colectivo catalán", nos dice en conversación telefónica. Casassas también especifica que ambos términos no solo se aplican al movimiento secesionista catalán, sino que también se refieren a otras explosiones sociales, especialmente las del siglo XIX.
Esté justificada o no, es un hecho que la dualidad entre el seny y la rauxa se ha ido imponiendo con el paso de los años, hasta el punto de que una exposición de once artistas catalanes en el Centro Pompidou de París, celebrada en 1978, se bautizó con el nombre de "Seny i rauxa: 11 artistes catalans".
El seny y la rauxa durante el procés
Según la interpetación de Jordi Puigdomènech, doctor en Filosofía por la Universidad de Barcelona, además del libro citado sobre Ramon Llull, "aunque a veces sea necesaria una pizca de locura, en estos días ha habido demasiada rauxa. Al fin y al cabo, el seny y la rauxa son las dos caras de una misma moneda, porque los seres humanos somos complejos, pero creo que ahora mismo una mayor dosis de seny sería más productiva", nos cuenta.
Jordi Casassas, presidente del Ateneu Barcelonés, por su parte, cree que ambas palabras se están empleando de manera muy superficial en estos días, despojadas del significado histórico del término. "El seny y la rauxa están sirviendo para posicionarse y no decir nada, porque hay personas que mezclan en sus comportamientos el seny y la rauxa. O que están apelando a una, y aplicando la otra", sentencia.
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