20 de junio de 2014
El Gobierno anuncia una rebaja media del 12,5% en el impuesto del IRPF
EL PAIS - JESÚS SÉRVULO GONZÁLEZ / EL PAÍS Madrid 20 JUN 2014 - 14:21 CET84
El Gobierno calcula que la reforma fiscal que ha presentado este viernes supondrá una rebaja media en los impuestos al trabajo del 12,5% en dos años, según ha explicado la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría. La número dos del Ejecutivo ha añadido que, para el 62% de los contribuyentes, que son aquellos que cobran menos de 24.000 euros al año, la rebaja en el IRPF alcanza el 23,5% en 2016. Además, ha rechazado subir el IVA, salvo en lo que respecta a algunos productos sanitarios por imposición de Bruselas, pone en marcha una nueva figura tributaria para las familias numerosas o con dependientes y devuelve los tipos que gravan el ahorro a los niveles que tenía en 2011, salvo para las cantidades superiores a los 50.000 euros.
"Ha llegado el momento de bajar impuestos para todos", ha afirmado el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, que ha concretado que se reducirán los tramos del IPRF de siete a cinco. El más bajo pasará del 24% al 20%, para alcanzar el 19% en 2016. El más alto se reducirá en dos años hasta llegar al 45% en 2016.
Los contribuyentes percibirán los cambios en sus bolsillos a partir de enero de 2015, en pleno ciclo electoral: en mayo del año que viene se celebran los comicios locales y autonómicos y en noviembre, las generales. Aunque habrá que esperar a 2016 para alcanzar la rebaja total anunciada. En concreto, el primer movimiento en el IRPF que entrará en vigor el próximo año supondrá un recorte del 8%. Para las rentas inferiores a los 24.000 euros, será del 19% y, para los que cobren menos de 18.000, del 26,6% en 2015 para llegar al 31% en 2016, según las cifras que maneja Hacienda.
Con esta rebaja en el IRPF, el Ejecutivo pretende revertir en dos años la subida aprobada en 2011, nada más llegar a La Moncloa. También apuesta por escenificar una gran rebaja de impuestos para hacer olvidar el medio centenar de subidas que han afectado a todas las figuras tributarias durante los dos primeros años de legislatura y que han tenido un impacto de unos 30.000 millones.
El ministro avanzó las líneas generales de la reforma —que el Gobierno aprueba con tres meses de retraso sobre lo comprometido con Bruselas—, pero se guardó los detalles hasta el próximo lunes cuando detallara la letra pequeña del proyecto.
La reforma presentada por el Gobierno dista mucho de ser un cambio integral y radical como aseguraban el año pasado cuando aludían al proyecto fiscal como la palanca sobre la que se asentaría la recuperación de la economía. El nuevo marco tributario pivotará hacía una imposición más basada en los impuestos indirectos (IVA y especiales) y menos carga en los directos (IRPF y sociedades), lo que resta progresividad al sistema.
El Gobierno cumple así con la tendencia internacional. La mayoría de organismos (Comisión Europea, FMI, OCDE e incluso el Banco de España) habían requerido a España este movimiento. Pero Montoro se resiste a seguir las recomendaciones de Bruselas de subir el IVA y bajar las cotizaciones sociales para acometer una devaluación fiscal —se encarecen las importaciones y se abaratan las exportaciones— y compensar la bajada de la recaudación por la rebaja del IRPF con impuestos sobre el consumo.
La Comisión tiene el foco puesto en el cumplimiento del déficit y considera que las rebajas de impuestos que plantea España pueden poner en peligro la senda de la consolidación fiscal —España tiene pendiente un ajuste de cerca de 30.000 millones durante los dos próximos años—.
El Ejecutivo aduce que la economía está recobrando vigor y la recaudación se está comportando mejor de lo previsto —crece cerca de un 7% en lo que va de año— lo que le deja margen para evitar otras subidas de impuestos. Además, el plan de Hacienda pasa por desplegar la reforma fiscal en dos años para repartir el coste de las rebajas en las arcas públicas durante los dos próximos años. Algunos expertos apuntan que será en 2016, una vez superado el ciclo electoral, cuando se aprueben las medidas menos populares, como una posible reclasificación de productos del IVA del tipo reducido al general, o una fuerte subida de la tributación de la vivienda.
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