1 de enero de 2019

RENOVACION

lunes, 31 de diciembre de 2018


RENOVACIÓN – 01/01/2019

¡Oh Sabiduría eterna y encarnada, amabilísimo y adorable Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, Hijo único del Padre Eterno y de María, siempre Virgen!, os adoro profundamente en el seno y en los esplendores de vuestro Padre. Os doy gracias porque os habéis anonadado tomando la forma de esclavo para sacarme de la cruel esclavitud del demonio. Os alabo y glorifico porque os habéis dignado someteros a María a fin de hacerme por Ella vuestro esclavo fiel. Pero por seros ingrato e infiel no he cumplido las promesas que tan solemnemente os hice en el bautismo.

Por eso recurro a la intercesión de vuestra Santísima Madre, que me habéis dado como Corredentora, Medianera y Abogada, y por este medio espero alcanzar la contrición y el perdón de mis pecados, la adquisición y la conservación de la Sabiduría.

Yo, pecador infiel, renuevo y ratifico hoy en vuestras manos los votos de mi bautismo, renuncio para siempre a Satanás, a sus pompas y a sus obras, y me doy enteramente a Jesucristo, la Sabiduría encarnada, para llevar mi cruz todos los días de mi vida. Y a fin de serle más fiel de lo que he sido hasta ahora, os escojo hoy, ¡oh Señora de todos los Pueblos!, en presencia de toda la corte celestial, por mi Madre y mi Señora. Os entrego y consagro en calidad de esclavo mi cuerpo y mi alma, mis bienes interiores y exteriores, y aun el valor de mis buenas acciones pasadas, presentes y futuras, dejándoos entero y pleno derecho para que dispongáis de mí y de todo lo que me pertenece, sin reserva, según vuestro beneplácito, a mayor gloria de Dios, en el tiempo y en la eternidad.

Recibid esta humilde ofrenda de mi esclavitud, en honor y unión de la sumisión que la Sabiduría eterna se ha dignado tener a vuestra maternidad, en homenaje del poder que ambos tenéis sobre este pobre gusanillo y miserable pecador, en acción de gracias por los privilegios con que la Santísima Trinidad os ha favorecido. Protesto que en adelante quiero, como verdadero esclavo, procurar vuestro honor y obedeceros en todas las cosas.

Presentadme a vuestro querido Hijo en calidad de esclavo eterno, a fin de que, pues me rescató por Vos, me reciba también por Vos. Concededme la gracia de alcanzar la verdadera sabiduría de Dios, y de colocarme entre los que amáis, enseñáis, conducís, alimentáis y protegéis como a vuestros hijos y esclavos. Así sea.

Adaptación de San Luis María Grignión de Monfort.

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