9 de enero de 2019

NACHO ALDAY - SAUDÍ

martes, 8 de enero de 2019


NACHO ALDAY - SAUDÍ – 09/01/2019

La joven saudí Rahaf de 18 años sufrió violencia física y psicológica por parte de su familia habiéndola encerrado en una habitación durante seis meses simplemente por haberse cortado el cabello.

Ahora huyó a Tailandia, pero fue detenida al llegar al aeropuerto Bangkok por responsables saudíes y kuwaitíes que le confiscaron el pasaporte a la fuerza. La joven afirma que se disponía a pedir asilo en Australia de donde afirma tener un visado. Está totalmente segura de que le matarán si vuelve a su país por haber manifestado su deseo de renunciar al islám.

Un tribunal penal de Bangkok había rechazado el recurso presentado por una abogada especialista en derechos humanos para impedir su expulsión así que debía ser repatriada el lunes hacia Arabia Saudí pero el vuelo partió finalmente sin ella ya que se encerró en la habitación de un hotel del aeropuerto.

El caso toma especial importancia tras el asesinato reciente en el consulado saudí en Turquía del periodista Khashoggi y se ha lanzado una petición por internet para defender su causa como símbolo de la resistencia.

La policía tailandesa indicó que no será expulsada en contra de su voluntad y fue autorizada a salir del aeropuerto con representantes del Alto Comisionado de la ONU para los refugiados que decidirá sobre su caso dentro de los cinco días establecidos. El servicio de inmigración tailandesa asegura que trataba de escapar de un matrimonio de conveniencia.

En 2017 otra saudí, Dina, de 24 años quería escapar de un matrimonio forzoso, pero fue detenida cuando transitaba por Filipinas en dirección a Sídney. La embajada saudí en Manila presentó el incidente como un asunto de familia y afirmó que la joven había vuelto a su país.

En Arabia Saudí las mujeres están sometidas a numerosas restricciones. Se les obliga a estar bajo la tutela de un hombre que ejerce sobre ellas una autoridad arbitraria y toma las decisiones en su lugar. Una mujer juzgada por haber cometido un “crimen moral” puede ser castigada violentamente por su familia, incluyendo su ejecución en el caso de lo que denominan un “crimen de honor”.

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