20 de octubre de 2019

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viernes, 18 de octubre de 2019


AGENTE - 19/10/2019

Putin estudió en la escuela de los servicios secretos de la Unión Soviética y en 1975 ingresó en la KGB. Diez años más tarde fue enviado a la Alemania del este para trabajar con la Stasi cuyo carnet vemos en la foto. Su misión fue reclutar informadores para desenmascarar posibles conspiraciones y células disidentes. Tras la reestructuración de Gorvachov llegó a jefe del Servicio Federal de Seguridad, la estructura que sustituyó al KGB, luego fue nombrado primer ministro y tras las elecciones del 2000 jefe del Estado. En su currículum constan casos como el de Anna Politkóvskaya, gran periodista que denunció los crímenes de la Rusia de Putin y que en 2006 perdió la vida a balazos en el portal de su casa. Poco después Litvinenko, que había denunciado la orden de matar al empresario Berezovski, fue envenado con polonio mientras tomaba té en un hotel de Londres. En 2015 Nemtsov, político opositor a Putin murió a causa de los disparos que le hicieron cuando caminaba por una calle de Moscú. En 2018 Skripal y su hija fueron atacados en la tranquila ciudad inglesa de Salisbury con gas neurotóxico fabricado por el ejército ruso poniendo en peligro las vidas de otras 35 personas. Desde que ganó las elecciones presidenciales no ha abandonado el poder y declaró que su jurisdicción no tiene fronteras. Para asegurar su continuidad ha modificado las leyes a su medida, ha llevado a juicio y encarcelado a sus rivales políticos, ha prohibido candidaturas, ha perseguido salvajemente a los activistas que denuncian la corrupción y los abusos del poder, ha creado un marco legal que hace prácticamente imposible la disidencia, la protesta y el libre ejercicio de la política. Ha establecido un régimen que acorrala a periodistas y medios de comunicación. Incluso a los artistas les ha dicho que es necesario establecer lo qué se permite y lo qué no en las artes y la cultura. Despiadado en su propósito de impedir que circule la información sobre los crímenes cometidos por el estalinismo, las muertes de millones de personas en los campos de concentración, las insólitas prácticas de invención de expedientes, detenciones, torturas y ejecuciones practicadas por las policías políticas que le antecedieron, de cuya tradición es heredero. Apadrina a su colega sirio Asad en el uso de armas químicas. Ha convertido el dopaje de los deportistas en política de Estado, como se verificó en los Juegos de Sochi. La Agencia Mundial Antidopaje comprobó entonces que más de mil atletas compitieron bajo los efectos de drogas. Cuando le convino se anexionó Crimea. Ha desarrollado una industria de piratas informáticos y programas para desestabilizar e intervenir en la política como en Cataluña y en los procesos electorales. Ha enviado mercenarios y militares a la República Centroafricana, a los Balcanes y a Venezuela manteniéndola como un territorio más bajo su dominio para penetrar de nuevo en Sudamérica.

https://www.abc.es/internacional/abci-gamberro-putin-y-venezuela-201910180301_noticia.html

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