6 de diciembre de 2018

NACHO ALDAY - GAMBIA

miércoles, 5 de diciembre de 2018


NACHO ALDAY - GAMBIA – 06/12/2018

Gambia tiene una geografía muy peculiar que le hace quedar partida en dos por el río que le da nombre. El resultado es una extensión de poco más de 500 kilómetros de largo desde la desembocadura y apenas 50 kilómetros en su extremo más ancho. Este es el país más pequeño de África en el que viven alrededor de dos millones de personas, pero no por eso deja de contener una variedad impresionante de paisajes en su interior. En su área más occidental cuenta con más de 80 kilómetros de apabullantes playas abiertas, muchas de ellas bellas y salvajes al más puro estilo atlántico. Hacia el interior, todo cambia cuando las riberas del río ofrecen un espectáculo de tupidos bosques de manglares, sobre todo en la zona delimitada por el Parque Nacional Río Gambia, un paraje ansiado por los aficionados al avistamiento de aves en el que, con algo de suerte, se puede divisar también a las familias de hipopótamos que lo habitan.

El interior contiene la esencia del paisaje que tenemos en la cabeza cuando pensamos en África, o sea, esas llanuras de secano salpicadas de baobabs y pequeñas aldeas en las que nada ha cambiado demasiado en los últimos cien años.

En Tanji todos los días son de mercado y allí una mujer de nombre Ida tiene un negocio llamadoCooking with Ida, cocinando con Ida, consistente en llegar a su casa a primera hora de la mañana, ataviarse con los coloridos vestidos tradicionales africanos de algodón y salir, cesta en mano, camino del cercano mercado. Allí entre el caos de voces y olores de los puestos multicolores de verduras, ropa y pescado se recorren los puestos comprando los ingredientes necesarios para, a la vuelta, aprender a cocinar una receta tradicional como puede ser un sabroso guiso de pescado, verduras, arroz y especias que se prepara a la brasa en el patio de la casa. El plan incluye lógicamente quedarse a comer. Aunque lo más interesante de todo es tener la oportunidad de conversar y compartir impresiones durante esas horas con una gambiana. Acudir a ese mercado es algo imprescindible. Por la mañana hay mucha actividad, pero es por la tarde cuando arriban más cayucos a la orilla para descargar sus capturas. Allí les esperan cientos de personas, en su mayoría mujeres, a fin de recibir la mercancía y ponerla a la venta unos metros más atrás.


En el pasado ese país fue epicentro del comercio de esclavos. Sin embargo, los gambianos hablan del tema sin rencor, lo cual dice mucho de su carácter pacífico y conciliador. Esa actitud les permite convivir en paz a pesar de la diversidad étnica de las distintas tribus que lo habitan.

https://www.elmundo.es/viajes/africa/2018/10/29/5b0d50e1268e3ed87e8b45b8.html

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