Jennifer considera que ser satanista es una experiencia liberadora.
4 de enero de 2018
Satanistas en el corazón del catolicismo: "El diablo es el verdadero Dios"
Jennifer considera que ser satanista es una experiencia liberadora.
A Jennifer dar la cara en algunas entrevistas le ha costado tener problemas para encontrar trabajo o alquilar una casa. No da su apellido real, se hace llamar Jennifer Crepuscolo. Pero basta con haber escuchado este nombre para buscar en Internet y descubrir su identidad. Tiene 28 años, es satánica y de Génova, aunque ahora vive en Sicilia. En 2010 fundó la Unión de Satanistas Italianos, la primera agrupación de seguidores de Lucifer en el centro mundial del catolicismo.
Una tradición religiosa que, según la joven, ha provocado que quienes comparten esta visión del mundo con ella sean “víctimas de los prejuicios”. “Los cristianos usan el miedo para alejar a las personas de Satanás, porque saben que quien se acerca a él se rebela de la esclavitud y se libera del control que ejerce la religión católica”, explica en una extensa aproximación a su pensamiento enviada por correo electrónico. “Los satanistas todavía somos asociados con criminales”, detalla más tarde en conversación telefónica.
“No es Dios quien nos induce a la tentación, sino Satanás”, dijo el Papa hace sólo unos días, desdiciendo la traducción más común del Padre Nuestro. Es sólo la última alusión, pero las referencias de Francisco al poder del maligno son constantes. De ahí que el Vaticano reconozca la labor de los sacerdotes exorcistas -siempre que cuenten con el visto bueno del obispo correspondiente- ante las posesiones demoníacas, que representarían la personificación de este mal.
“Los exorcismos son el perfecto ejemplo de terrorismo psicológico. Representan una práctica bárbara y violenta, fruto de la ignorancia”, argumenta Jennifer, que desmiente que “Satanás sea el Dios del mal, como las religiones predominantes quisieran hacernos creer”. Para sus adoradores, el diablo es una divinidad “liberadora, portadora de conciencia”. No impone dogmas ni sometimiento a un ser supremo, sino un proceso de superación personal “para alcanzar una vida plena”.
Un cénit al que sólo llega una vez que se entra en contacto con Satán. Aunque aquí también hay que despejar tópicos, asegura Jennifer, ya que ni misasnegras, sacrificios u orgías entran en la ecuación. “Existen ritos, pero se trata fundamentalmente de caminos espirituales. Hay quien usa la meditación o la observación de la naturaleza, pero lo importante es que uno sepa que entra en contacto con el Dios al que amamos”, remarca la joven. Según la información que aparece en su página web, la magia o el yoga sí que serían aptos para alcanzar este fin.
Toda esta cosmovisión responde a una visión politeísta del satanismo. Quienes siguen este camino creen que en un panteón, Satanás sería el Dios Supremo. La fundadora de la agrupación explica que en realidad hablamos de “los mismos dioses dioses antiguos” que otras religiones llamaron Ishtar (Babilonia), Shiva (hinduismo) u Odín (mitología nórdica) y que, sin embargo, el “hebraísmo y el cristianismo demonizaron para hacer prevalecer su idea de Yavé”.
Esta interpretación se corresponde con el llamado satanismo teísta o espiritual, con el que se identifican desde la Unión de Satanistas Italianos. Por otro lado, estaría un satanismo racionalista, más nihilista y defensor del hombre como único dios. Y en último término, el llamado satanismotradicionalista, que se inspiraría en los ritos paganos de la Edad Media y recurriría a magos y todo tipo de alegorías oscurantistas. De esta última corriente surgirían sectas y movimientos violentos, como el del célebre asesino estadounidense Charles Manson, que acaba de fallecer.
La comunidad católica Papa Juan XXIII calcula que en Italia existen cerca de 8.000 sectas satánicas, a las que pertenecen unos 600.000 adeptos. “Se aprovechan de situaciones de vulnerabilidad para llegar a lo que definimos como ‘plagio’. Es decir, la suplantación de la persona para poder someterla y aprovecharse de ella”, asegura Luca Luccitelli, responsable de prensa de esta asociación.
Pero se podría decir que los satanistas también han tenido su cisma, porquedesde la Unión de Satanistas se desmarcan completamente de otras corrientes. “En el verdadero satanismo no creemos en los maestros, gurús o sacerdotes, sino en el simple contacto directo con Satanás”, sentencia Jennifer Crepuscolo. A quienes apelan al anticristo, no los considera satanistas sino simplemente “anticristianos”; a los amantes de las misas negras, “católicos travestidos”; y a los que se suman a la admiración del diablo como algo novedoso, “satanistas de salón”.
Aunque la Unión de Satanistas Italianos utilice las siglas USI para referirse a sí mismos, ni se consideran una especie de sindicato diabólico, ni busca donaciones, ni reparte carnés. Jennifer afirma que recurrió hace siete años a Internet para crear una página web en la que ofrecer “una visión correcta”sobre este culto y combatir la versión extendida por “las religiones monoteístas y los medios de masas”. Asegura que sus miembros ya son censurados generalmente en la red y que no organizan encuentros personales “para evitar más problemas”.
El modo de comunicarse, por tanto, se circunscribe al portal web, que recibe cada mes entre 7.000 y 10.000 visitas; la página de Facebook, con más de 8.000 seguidores; y el foro, al que están inscritos unos 4.000 usuarios. La administradora mantiene que el movimiento “ha ido creciendo durante todos estos años”. Y entre los registrados figuran 48 españoles y casi un millar de latinoamericanos.
A través de mensajes en este foro, Ricardo, estudiante mexicano de 26 años, responde que de pequeño era católico y después muy anticlerical. Añade que ha pasado por la mayor parte de las corrientes del satanismo, pero desde que descubrió esta rama espiritual y se ha puesto en contacto “con los dioses infernales” ha pasado de ser una “persona débil a un hombre fuerte y libre”.
Maria, venezolana de 43 años, se ha considerado siempre “una mujer solitaria” a la que no le gusta ni siquiera “estar con otros satanistas”. “Leo mucho, me he interesado siempre por la magia y hago ritos naturales, pero no me convencen los sacrificios sanguinarios de otros seguidores”, escribe. Para ella “el satanismo es la verdadera espiritualidad del hombre y Satán el verdadero Dios, no Cristo”.
Para acreditar que todo esto que cuentan es compatible con la vida en sociedad, el año pasado los miembros de la comunidad aceptaron someterse a un test psicológico. De entre todos los perfiles, los psicólogos Alessandro Calderoni y Ludovica Gonzaga eligieron una muestra de 79 satanistas, que no sólo demostraron estar en sus cabales, sino una “mayor autoestima respecto a la media”, “una actitud positiva”, “pragmatismo” y “tendencia a resolver los problemas por sí mismo sin demasiada confianza en el prójimo”.
Jennifer se expresa con total firmeza. Resalta que Satanás quiere individuos “con la cabeza alta y no de rodillas”. Ella sola creó la asociación e incluso se atrevió a hacer frente a un consejero de la región de los Abruzzo que impulsó una medida para combatir a los grupos que adoran al maligno. Hay satanistas y satanistas, defiende. Y para ella el mal no está en el demonio, sino en los hombres, indiferentemente del dios en el que crean.
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