4 de enero de 2018
La Legión declara la guerra sin cuartel a la obesidad
La Legión declara la guerra sin cuartel a la
obesidad
La unidad de élite
de la infantería española pone en marcha un plan forzoso para combatir el
sobrepeso entre sus miembros
EL
PAIS - Madrid 4
ENE 2018 - 07:11 BRST
Un
soldado de la Legión. VÍDEO:
QUALITY
La Legión tiene al enemigo dentro. La fuerza de
choque de la infantería española, curtida en el combate cuerpo a cuerpo, se
enfrenta a un problema de sobrepeso. No todos los legionarios tienen el torso
musculado de los que en julio pasado incendiaron las redes sociales a partir de
las fotos difundidas por un tuitero británico. Algunos están fondones, o lucen
michelines, como buena parte de la sociedad española, y eso no casa con el
credo legionario, cuyo espíritu de marcha proclama que “jamás dirá que está
cansado hasta caer reventado” y que su cuerpo será “el más veloz y resistente”.
“La Brileg [Brigada de la Legión] se halla inmersa
en una situación que demanda una serie de medidas para paliar el sobrepeso
entre su personal”, reconoce sin ambages el cuartel general de la unidad en un
documento interno al que ha tenido acceso EL PAÍS.
“La media de edad alta del personal de la Brileg,
unida a un desgaste físico importante [...], a una falta de medios e
instalaciones que permitan realizar una preparación física diversa y motivante,
y una sensación general de conformismo ante este problema del sobrepeso, de
cierto arraigo social en nuestra sociedad, han sido factores que han ayudado
notablemente a la propagación de este problema”. Se trata “de un escenario
difícil en el que se hace necesario reaccionar con prontitud”, advierte.
La reacción se ha plasmado en el Plan IMC (Índice de Masa Corporal), que contempla medidas de tipo
psicológico, físico, sanitario y también disuasorias para quienes no cumplan
los objetivos marcados. Una dieta de adelgazamiento manu militari.
La primera fase del plan consiste en concienciar de
que la obesidad no solo causa problemas de salud, sino que también daña la
imagen de la unidad. “Una adecuada presencia y preparación física, así como un
estado de salud adecuado, son exigencias del militar que han de ser
desarrolladas en su grado máximo por la Legión. El legionario ha de comprender
que el mero apto en el TGCF [Test General de Condición Física] no conlleva el
cumplimiento de todos los requerimientos para él. Sin una mayor exigencia,
estaríamos condenados a la pérdida del prestigio como unidad de combate”,
advierte el informe.
Según el plan, los más de 3.000 efectivos de la
Brigada de la Legión con base en Viator (Almería) y Ronda (Málaga)
deben someterse a un reconocimiento médico que determine su índice de masa
corporal, de acuerdo a los parámetros de la OMS (Organización Mundial de la
Salud).
Todos los que tengan un índice superior a 27
(sobrepeso) se incluirán en un plan de seguimiento en el que, además de
ofrecerles pautas de alimentación, se les podrán exigir la realización de
electrocardiograma, analítica de sangre y prueba de esfuerzo, así como un
programa específico de educación física.
Pautas de alimentación de la Brigada de la Legión:
Desayuno: Dos
veces, al levantarse, yogur y fruta (plátano); a media mañana, infusión /café,
tostada y fruta (naranja).
Comida: Ensalada,
un plato (si son dos, no llenos), postre (fruta, yogur) y agua.
Merienda: Infusión
/ leche / actimel; fruta / barrita.
Cena (no
justo antes de acostarse): verdura hervida / ensalada; algo a la plancha
Generalidades:
Cinco comidas diarias; más fruta y verduras; alcohol (cerveza) no a diario,
esporádico; aumento del consumo de agua (1,25 a 2 litros día); evitar fritos y
alimentos muy procesados (salchichas, croquetas, bollería); comer despacio (no
menos de 20 minutos); pienso en lo que hago (comiendo no veo la televisión).
Entrenamiento: Fase
genérica, 12 semanas (conseguir la fuerza suficiente para acometer siguientes
fases); Fase acondicionamiento, 12 semanas (aumentar la fuerza y resistencia);
Fase específica, 12 semanas (alcanzar el mayor estado de forma física); Fase
mantenimiento, 12 semanas (mantener el desarrollo alcanzado y recuperar la
forma física).
El plan no diferencia por sexos al fijar el IMC,
solo indica que los legionarios con un índice 27-30 (sobrepeso) serán objeto de
seguimiento anual; con 30-35 (obesidad leve) semestral; y con más de 35
(obesidad media o severa) trimestral.
Las unidades de destino de los legionarios
designarán un mando responsable de su seguimiento, que aplicará el programa de
ejercicio físico individualizado y controlará su peso, “considerándose que lo
ideal es perder entre 0,5 y 1 kilo a la semana”.
El plan advierte de que “asumir que la aparición
del problema del sobrepeso está relacionado con una falta de profesionalidad no
siempre es correcto”, ya que en ocasiones “puede haber detrás un problema de
carácter cultural, patológico o incluso psicológico que debe ser abordado
adecuadamente”. También admite que la Legión carece de instructores o
entrenadores físicos con experiencia, por lo que se abusa de la carrera
continua, lo que provoca tedio y rechazo.
No obstante, prevé la aplicación “de manera progresiva”
de medidas coactivas a quienes no pierdan peso tras la realización de uno o
varios controles. Además de la inclusión forzosa en un programa con un
especialista en nutrición, contempla la no participación en paradas militares,
desfiles de Semana Santa, juras de bandera o charlas.
Si las anteriores medidas afectan a su visibilidad
como miembros de la Legión, las siguientes inciden en su promoción profesional
o incluso su retribución: se puede limitar su participación en cursos y
jornadas; no incluirlos en propuestas de concesión de recompensas,
felicitaciones y premios; no dejarles participar en operaciones en el exterior
y quitarles el complemento de dedicación especial.
Transcurrido un año sin perder peso, se les podrá
someter a reconocimiento médico “para [apreciar la] posible perdida de aptitud
psicofísica”, lo que supone su expulsión del Ejército.
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