La Princesa ocupa por primera vez el lugar de los Reyes
ALMUDENA MARTÍNEZ-FORNÉS / MADRID
ABC - Día 11/12/2013 - 13.19h
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Doña Letizia entregó en solitario las Medallas de Oro de Bellas Artes, un acto que suelen presidir Don Juan Carlos y Doña Letizia
La Princesa de Asturias presidió ayer en solitario uno de los actos más importantes del año para el mundo de la cultura: la entrega de las Medallas de Oro al mérito en Bellas Artes, que se celebró en el Palacio Real de El Pardo. Tradicionalmente han sido los Reyes quienes han presidido esta ceremonia en la que se rinde homenaje al talento artístico.
En esta ocasión, al encontrarse Don Juan Carlos aún convaleciente de la última operación, por primera vez iban a ser los Príncipes quienes entregaran las Medallas. Sin embargo, la víspera del actoDon Felipe tuvo que viajar a Sudáfrica para asistir a los funerales de Mandela y, en ausencia del Heredero de la Corona, lo presidió Doña Letizia en solitario.
Aunque era la primera vez que la Princesa presidía un acto de esa naturaleza, se desenvolvió de la misma forma que viene haciendo en los cientos de actos a los que ha asistido en los últimos diez años, muchos en solitario. Desde que empezó 2013, ha acudido a más de 120 actividades, buena parte de ellas de caracter solidario, pero también ha presidido, junto al Príncipe, algunos actos tan importantes como el Día de la Fiesta Nacional.
Ayer, la Princesa añadió incluso un punto de espontaneidad al improvisar sobre el texto escrito. Doña Letizia podía haber leído el discurso que tenía previsto pronunciar el Príncipe, pero en Zarzuela es costumbre que cada uno pronuncie el suyo. Y así fue.
Cuando tomó la palabra, Doña Letizia recordó la importancia del espíritu crítico para la salud democrática. «Los ciudadanos que mejor valoran la importancia de la cultura y las Bellas Artes son más libres y con espíritu más crítico, fundamental en una democracia», afirmó y añadió que «un país con ciudadanos que disfrutan y apoyan la cultura es un país que progresa».
Doña Letizia improvisa
A mitad de discurso, la Princesa decidió improvisar para hacer una referencia a una película, en concreto, a «La vida de Adèle», de Abdellatif Kechiche, (Palma de Oro en Cannes), en la que una de las protagonistas se sorprende de que el estudio de las Artes necesite el calificativo de «Bellas», como si hubiera unas «Artes Feas», afirmó. De las malas artes no dijo nada.
Tras el paréntesis, continuó leyendo su discurso y después de reconocer que estos «no son tiempos fáciles», afirmó que «hablar de Bellas Artes o de cultura es hablar de libertad». «Y aquí no es posible poner etiquetas», añadió, antes de citar unas palabras de Don Juan Carlos: «Como dijo Su Majestad el Rey en su discurso de 2011 en esta misma entrega, la protección de la cultura es importante para el avance de nuestro país».
El compositor que renunció
Durante la entrega, la Princesa estuvo acompañada por el ministro de Educación, Cultura y Deportes, José Ignacio Wert, que presentó a cada uno de los galardonados. Cuando el ministro terminó, Doña Letizia entregó las medallas a los diez premiados. En realidad, hubieran sido once, pero uno de ellos, el compositor catalán Josep Soler, devolvió al Gobierno su medalla en protesta contra lo que él considera una «nefasta política cultural».
Quienes sí acudieron a recoger la medalla fueron el promotor musical y director de Ibermúsica, Alfonso Aijón García; la actriz Amparo Baró; el historiador del arte Antonio Bonet, el artista y diseñador gráfico José María Cruz Novillo, el bailaor y coreógrafo flamenco Israel Galván, el cineasta y escritor Manuel Gutiérrez Aragón; la coreógrafa, directora y profesora de ballet clásico, Carmen Roche; el rejoneador Angel Peralta y los coleccionistas y mecenas Jose Luis Varez Físa y su esposa, María Milagros Benegas.
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