27 de junio de 2013

Piano: de la gran a la pequeña escala

Piano: de la gran a la pequeña escala

El arquitecto italiano culmina una vivienda mínima en el Vitra Campus

“Lo que realmente es necesario, nada más”, así describe Renzo Piano uno de sus últimos proyectos, la cabina Diogene que ya puede visitarse en el campus de la productora de muebles alemana Vitra en Weil am Rhein. Diógenes de Sinope fue un filósofo griego que, abogando por liberarse de las necesidades materiales, vivía en una tinaja con su túnica como única posesión. El de ese filósofo (en italiano) es el nombre que Piano ha elegido para su nueva vivienda. La casa es nueva, pero la idea de habitar un mínimo espacio vital la lleva investigando desde sus años de estudiante.
 Así, en el más de medio siglo que lleva el autor del Pompidou de París dándole vueltas a la idea de construir una casa-habitación de 2 X 2 metros cuadrados, los materiales han variado entre el hormigón y la madera, pero la esencia permanece. El espacio da para una cama, una silla y una mesa pequeña: lo suficiente para hacerse con una habitación propia.
Piano sabe de mínimos. Cuando daba clases en la Architectural Association de Londres ideó con sus estudiantes viviendas reducidas que plantaron en la cercana Bedford Square. Más tarde, ha diseñado coches, veleros y hasta celdas para las monjas clarisas del convento de Ronchamp en Francia. Así, poco a poco, el arquitecto italiano ha ido estudiando cómo priorizar y cómo reducir el espacio a lo único necesario. Por eso, aunque el desarrollo de la cabaña comenzó en solitario en su estudio de Génova RPBW (Renzo Piano Building Workshop), sin tener un cliente, con el tiempo el arquitecto buscó la ayuda de la empresa alemana Vitra.
Hoy, rodeada de edificios de Zaha Hadid, Álvaro Siza, Tadao Ando o Frank Gehry, la cabina se ha convertido en el inmueble más pequeño de la famosa colección de arquitectura que atesora la firma en su campus. Sin embargo, la cabaña de Renzo Piano es también el mayor producto que tal vez ponga a la venta la productora de sillas europea.
Lo que ya puede verse en Alemania es un prototipo que, en opinión del fabricante, “permitirá comprobar el potencial de la vivienda mínima”. Lo permitirá, además, con la colaboración de los visitantes. Es la primera vez que esta empresa acerca al público un producto sin acabar. De la respuesta de los usuarios depende la futura fabricación en serie de la cabina.
Con una superficie de 2,53 metros, se puede transportar en un camión, montada y equipada, al lugar que se desee. Por fuera parece sencilla, pero encierra una compleja estructura técnica que garantiza su autonomía e independencia de las infraestructuras locales. La cabina cuenta con células fotovoltaicas, paneles solares, depósito para el agua de lluvia, retrete biológico, ventilación natural y triple acristalamiento aislante. La parte delantera sirve como espacio de estar: en uno de los lados hay un sofá-cama y en el otro una mesa plegable debajo de la ventana.
Tras una pared de separación se encuentra la ducha y el retrete, así como una cocina reducida al mínimo. La casa puede servir de segunda vivienda, de estudio o de unidad para motel. Con interior de madera y exterior de aluminio, es una apuesta romántica, pero de futuro. Sin embargo, su cubierta a dos aguas remite a la casa básica, arquetípica, la de siempre, la que dibujaría un niño.

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