26 de marzo de 2012

La izquierda vence en Andalucía

La izquierda vence en Andalucía



El PP gana en escaños al PSOE pero se queda lejos de la mayoría absoluta

La fortaleza de IU permite a Griñán aspirar a mantener la presidencia de la Junta


Javier Arenas y el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro (a la izquierda), comparecen en la sede de su formación en Sevilla tras conocer los resultados. / JULIÁN ROJAS
El PSOE cosechó este domingo dos premios mayúsculos para recuperar su autoestima: los resultados de Andalucía le permiten mantener el Gobierno con el apoyo de IU y la victoria en Asturias, aunque insuficiente, abre la puerta a que su candidato, Javier Fernández, sea investido presidente si el partido de Francisco Álvarez-Cascos (segundo más votado) no logra el apoyo del Partido Popular.
Tres meses después del triunfo incontestable del partido de Mariano Rajoy en las elecciones generales, las urnas le han sido esquivas en Andalucía, el gran objetivo del PP para consolidar su hegemonía institucional en toda España. La candidatura de Javier Arenas (50 diputados, 1.567.202 votos, el 40,66% del total) ha perdido cinco puntos de apoyo y casi medio millón de votos respecto a los resultados del pasado 20 de noviembre. El PSOE ganó tres puntos porcentuales respecto a las elecciones generales y se mantuvo muy cerca del PP (47 escaños, 1.523.465 votos con el 39,52% de los sufragios) para mantener intacta su opción de seguir en el poder.
Los socialistas se enfrentaban este domingo a una amenaza histórica: la pérdida del Gobierno en Andalucía. Y superaron la prueba más exigente con un resultado que les permitirá mandar otros cuatro años con el apoyo necesario de IU.
El PSOE gobierna la comunidad autónoma andaluza desde su creación (1982) y afrontaba los comicios del 25-M con una cierta resignación ante la derrota que anunciaban prácticamente todos los sondeos. La fortaleza de IU, con casi el 12% de votos y 12 diputados, y una base electoral muy sólida del PSOE impiden al popular Javier Arenas hacerse con la mayoría absoluta necesaria para gobernar.
La derrota más dulce de Griñán (47 escaños) frente a la victoria más amarga de Arenas (50) no solo afianza al presidente socialista como líder de su partido sino que le convierte en la principal referencia institucional de oposición al Gobierno de Mariano Rajoy, cuyas recetas contra la crisis contrastan con las que plantean los socialistas.
También resuelve Griñán con este resultado un problema interno mayor. La batalla por el poder dentro del PSOE andaluz se planteaba en términos muy cruentos si se perdía el Gobierno de la Junta. La tranquilidad vuelve así a la familia socialista andaluza y con ella, los consensos tan difíciles serán ahora posibles.
Los resultados también favorecen a Alfredo Pérez Rubalcaba. Un mes y medio después de ser elegido secretario general del PSOE se detiene la sangría electoral que arrancó en las municipales y autonómicas del pasado mes de mayo y continuó en las generales del 20-N. Tanto en Andalucía como en Asturias avanzan tres puntos respecto a lo cosechado hace tan solo cuatro meses.
Los vientos del cambio que todos pronosticaban en Andalucía no fueron lo suficientemente fuertes para los intereses del PP, que ha sufrido un desgaste muy notable en menos de 100 días de Gobierno de Mariano Rajoy. Andalucía y Asturias son sus dos primeros fiascos.

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Con una participación del 62,2%, 10 puntos menos que cuatro años antes, el PP se quedó lejos de superar el listón de la mayoría absoluta. Aunque históricamente se ha interpretado que la baja participación perjudica al PSOE, este domingo fue clave la fuerte abstención para que mantuvieran unos apoyos suficientes, según interpretaron varios dirigentes socialistas.
El PP, subido en la ola de sus últimos éxitos electorales, se ve frenado ahora en Andalucía y abocado por novena vez consecutiva a continuar en la oposición, donde su candidato Arenas lleva media vida política. La insuficiente victoria, la primera del PP en unas autonómicas andaluzas, convierte a Arenas, uno de los dirigentes con más influencia y peso en la dirección nacional del partido, en un político fracasado, al menos en Andalucía, donde ha sido candidato en cuatro ocasiones sin lograr nunca la mayoría absoluta.
En Asturias, las elecciones han dejado al PSOE más cerca del Gobierno al ser la fuerza con más votos y más escaños (16 diputados sobre 45 elegidos ayer en las urnas) aunque carece de los apoyos necesarios para garantizarse la estabilidad parlamentaria. Con el apoyo de Izquierda Unida (5 diputados), Javier Fernández, el candidato socialista, se quedaría a dos escaños de la mayoría absoluta.
El órdago de Francisco Álvarez-Cascos al adelantar elecciones le salió mal. Los asturianos le retiraron algunos apoyos y le dejaron como segunda fuerza política en el Parlamento con 13 escaños (tenía 16), algo que puede impedir su reelección como presidente. Si el PP (10 escaños, los mismos que obtuvo el año pasado) no le apoya, Cascos pasará a la oposición. Durante la campaña, la virulencia del enfrentamiento entre el exministro de Aznar y los dirigentes del PP ha sido notable.
La única novedad de las elecciones de este domingo en Asturias es la irrupción de UPyD en la Cámara autónoma con un diputado pero sin apenas trascendencia para los pactos que serán necesarios para que no haya que convocar de nuevo elecciones en breve en esta comunidad.


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