12 de marzo de 2012

Así es el despacho en el que trabaja y recibe Don Juan Carlos

ESPAÑA

Así es el despacho en el que trabaja y recibe Don Juan Carlos

Es un lugar vivido en el que hay fotos de sus padres, la Reina, los Príncipes de Asturias y las Infantas

ABC - Día 11/03/2012
Lo que más llama la atención cuando se accede al despacho del Rey son sus dimensiones, pues es notablemente más pequeño que los de muchos empresarios, políticos y profesionales españoles. Allí, Don Juan Carlos pasa varias horas cada mañana y a él regresa cada tarde. El Rey es madrugador por naturaleza, como lo era su padre. Se levanta tan temprano que aún le queda tiempo para hacer algo de ejercicio antes de llegar a su despacho a primera hora de la mañana. Allí lee documentos, revisa informes, ojea la prensa o los resúmenes que le preparan, atiende llamadas y, sobre todo, recibe a infinidad de personas del más variado perfil. No hay nadie mejor informado que él.
Se nota que es un despacho vivido en el que se mezclan los muebles y cuadros de Patrimonio Nacional con los objetos personales. Don Juan Carlos utiliza un cómodo sillón de cuero de color marrón y patas con ruedas. A la derecha ondean las banderas de España y de la Unión Europea y justo detrás de él se divisa un cuadro del Infante Don Felipe, futuro Duque de Parma, obra de Jean Ranc. Al entrar en el despacho, también se puede contemplar «El atleta cósmico», de Salvador Dalí.
El tapete de cuero de la mesa del Rey está desgastado por el uso, y su ejemplar de la Constitución, editado en 1981 y encuadernado en piel de color rojo, con el que trabaja habitualmente, está muy usado y subrayado. En la mesa no hay teléfonos ni ordenadores (hay una mesita auxiliar para ello); solo carpetas, papeles, libros, una lámpara, un reloj y algunos objetos. A su derecha, en el suelo, aguardan sus carteras y maletines de trabajo, similares a los de los ministros. Una de ellas está etiquetada, «S.M. el Rey», para que no haya confusiones en los desplazamientos.

La foto de Doña Sofía

En su despacho, cuyas paredes están forradas en madera clara, hay una foto del Papa y muchas imágenes familiares, la mayoría con entrañables dedicatorias. Hay fotografías de su padre, Don Juan, dedicadas meses antes de su fallecimiento: «Para Juanito, con todo mi cariño». También hay una imagen de su madre, Doña María de las Mercedes, y otra foto, veraniega e informal, de la Reina, guapa y sonriente.
Del Príncipe hay varias fotos: una cuando era muy joven —con el uniforme de marino— y estaba embarcado en el «Juan Sebastián Elcano»; otra con Doña Letizia, tomada el día de la petición de mano, y una tercera en la que se ve a Don Felipe con el Rey y con la Infanta Leonor, los tres eslabones de la Dinastía. También está la Infanta Sofía, de bebé.
Junto a ellas hay una foto divertida de Doña Elena con Jaime de Marichalar, que tiene en brazos a su hijo, Felipe, el primer nieto de los Reyes. Hay otra foto de Doña Cristina, sola, fechada en 1986 y con una cariñosa dedicatoria: «Para Papá, el mejor padre del mundo, de tu hija que te quiere mucho». Del único que no hay fotos en el despacho es de Iñaki Urdangarín.
Entre todas esas fotos, llama la atención una que no es de ningún familiar ni está dedicada. Es la del político Torcuato Fernández-Miranda, el hombre que encontró la fórmula para instaurar la democracia sin vacíos legales, yendo «de la ley a la ley».

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