23 de junio de 2020

VIGEE



lunes, 22 de junio de 2020




VIGÉE – 23/06/2020

En el cuadro el autorretrato de Vigée Lebrun que a los doce años ya era una extraordinaria pintora. A los quince, era una demandada retratista de la nobleza y a los 23 se convertía en la pintora favorita de la reina María Antonieta. La vida de Marie Louise Élisabeth Vigée fue siempre una aventura recorriendo el mundo y siendo aclamada en 16 academias internacionales, de Florencia, Roma, Bolonia, San Petersburgo y Berlín. En total, se le contabilizan unas 900 obras, 700 de ellas retratos.

La artista nacía en París el año 1755 en el seno de una familia humilde. Su padre, pintor, fue su primer maestro, pero fallecía cuando tenía doce años debido a una sospechosa negligencia médica en una operación. En ese momento ya es una experta retratista y no para de pintar a su madre y hermano. Pronto su talento llamará la atención de la nobleza que vendrán divertidos a que les pinte la niña de dones extraordinarios. A los 16 años ya es el sustento principal de su familia. Su éxito es tal que las autoridades le cierran su recién estrenado estudio porque aseguran que no está afiliada a ninguna academia y así no puede ejercer como pintora.

La adolescente sabe lo que quiere, es alta, atractiva, con unos adictivos ojos azules y un encanto que la hacen ser una presencia grata en todos los salones. Ella lo sabe y potencia sus virtudes. Cada día tiene más encargos y el siguiente paso será que le llamen desde el palacio de Versalles. Sus ansias de vivir le servirán de motivación para no resignarse a una acomodada vida burguesa y aspirar a lo que era raro en una mujer pintora, la admiración y aplauso generalizados.

La reina María Antonieta quedó convencida de sus dotes desde el primer retrato que le hizo. A partir de entonces pintará a toda su familia y será la gran protegida de su amiga. En total, le pintará 35 retratos, algunos de ellos muchos años después de morir la reina. Con el estallido de la revolución huye a Italia primero y a San Petersburgo después, donde seguirá pintando a la nobleza europea. "No quise saber nada de los periódicos, ya que dejé de leerlos desde el día que hui de Francia al inicio de la revolución. La última vez que abrí la hoja de un diario me encontré con los nombres de nueve conocidos a los que habían guillotinado y prometí que nunca más lo haría", escribe en sus memorias.

Es una trabajadora incansable que si no tiene a nadie a quien pintar decide ponerse frente al espejo y crear una imagen de ella pintando. No sólo utiliza el óleo, también el carboncillo y la tinta. Su capacidad de pintar a la mujer y mostrar lo que ella ve es fascinante. Sólo en uno de cada seis retratos figuran hombres.

Su particular forma de elegir los colores hacen que sus cuadros tengan un sello propio. David e Ingres la admiran y la respetan tratándola como una igual. Algunos la comparan ya en sus primeros años con Antón van Dick.

La mejor retratista del siglo XVIII fallecía en 1842.

https://www.larazon.es/cataluna/20200601/vtiro2z55fb6lmhnkd2kfxxhqy.html

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