jueves, 18 de junio de 2020
ROL – 19/06/2020
La devoción al Sagrado Corazón de Jesús está en la raíz de todos los movimientos contrarrevolucionarios, grandes o pequeños, conocidos o desconocidos, que han surgido desde la época en que Santa Margarita María Alacoque recibió esta revelación en el siglo XVII. Ella recibió la misión de pedirle al rey Luis XIV de Francia, en nombre del Sagrado Corazón de Jesús, que consagrase la nación al Sagrado Corazón y pusiese el Corazón de Jesús en el escudo de armas de Francia.
Santa Margarita, a pedido de Nuestro Señor, le prometió al rey de Francia que, si combatía a los enemigos de la Iglesia, el Corazón de Jesús le apoyaría y llevaría su reinado a una gran gloria. Él esperaba que Luis XIV cambiase el curso de su política y se colocase a la cabeza de la Contrarrevolución. De haberlo hecho, tendría un reino de gloria y Francia alcanzaría su verdadero apogeo católico.
Está claro que en caso de que él hubiese tomado esa dirección la devoción al Sagrado Corazón de Jesús se habría extendido por todo el mundo. Habría habido una buena acogida en Francia a la predicación de San Luis María Grignion de Montfort que también vivió en esa época. Por lo tanto, su predicación se habría extendido por todo el mundo y, con ello, la Revolución Francesa podría haberse evitado.
A través de este pedido al rey, la Revolución, en la forma que tenía en la época de Santa Margarita María, habría sido detenida, y esa forma de maldad que tomó más tarde, en la Revolución Francesa, no se había realizado.
Así pues, esta devoción desde su primer movimiento, desde su primera indicación por parte del Sagrado Corazón, tiene un significado claramente contrarrevolucionario.
Los distintos movimientos contrarrevolucionarios que se alzaron en los siglos XVIII y XIX estaban vinculados al Sagrado Corazón de Jesús. Por ejemplo, los contrarrevolucionarios franceses de la Vendée, los Chouans, llevaban una insignia del Sagrado Corazón. Otro ejemplo es el famoso "detente" utilizado por los nacionales en la guerra española contra el comunismo de 1936. Esta devoción siempre ha sido adoptada por los contrarrevolucionarios, inspirándoles y alentándoles, a la vez que ha sido odiada por los malos.
Una muestra reciente de ese odio satánico se produjo a comienzos de este mes en la localidad sevillana de La Roda donde un grupo de revolucionarios de madrugada decapitó y destrozó a golpes las manos del mítico monumento al Sagrado Corazón de Jesús ubicado en la plaza que lleva su nombre, a cuya advocación el rey Alfonso XIII consagró España en 1919 y el actual rey Felipe VI en el centenario de dicho evento lamentablemente no renovó.
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