11 de septiembre de 2017
La Diada pierde casi la mitad de asistentes con respecto a la del 9-N
La Guardia Urbana cifra en un millón el número de manifestantes, 800.000 menos que en la Diada de 2014
La Delegación del Gobierno rebaja incluso la cifra a 350.000 personas y Sociedad Civil la reduce a 225.000
El independentismo reconoce su retroceso. Decenas de miles de personas han tomado esta tarde el centro de Barcelona en la Diada que el secesionismo define como la última de la era autonómica. Organizada por la Asamblea Nacional (ANC), Òmnium y los municipios independentistas, el independentismo ha vuelto a demostrar su capacidad de movilización, aunque muy por debajo del pico que supuso para el movimiento la marcha de 2014, previa al 9-N
La Guardia Urbana ha cifrado la asistencia esta tarde en un millón de personas. En comparación, en 2012, en la primera gran marcha, la policia local estimó 1,5 millones. En 2014 calcularon 1,8, en 2015, 1,4 millones, y en 2016, con varios actos descentralizados en varias poblaciones, se calculó una asistencia de 875.000 personas. Por su parte, la Delegación del Gobierno ha calculado una asistencia de 350.000 personas, 20.000 menos que el año anterior. Sociedad Civil, por su parte, la reduce a sólo 225.000.
Los manifestantes se han paseado por el centro de la ciudad al grito de "¡Votaremos!". La concentración, que se ha desarrollado sin incidentes, ha comenzado con un minuto de silencio por las víctimas de los atentados de Barcelona y Cambrils (Tarragona), y ha tenido su punto álgido a las 17.14 (en recuerdo del año de la guerra de sucesión), con el habitual despliegue de pancartas.
En plaza Cataluña, donde se ha realizado el acto político, el presidente de la ANC, Jordi Sánchez, ha dado las gracias "a los diputados de Junts pel Sí y la CU, al presidente Puigdemont y a la presidenta Forcadell". "Gracias a ellos hoy acariciamos la victoria", ha añadido Sánchez, que dando el tono de la actitud insumisa con la que el soberanismo llega a este mes decisivo, ha afirmado: "Nuestra ley es la ley de nuestro Parlamento, el 1 de octubre votaremos".
Por su parte, el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, además de felicitarse por la asistencia masiva, se ha preguntado: "¿Qué más tenemos que hacer para que entiendan que Cataluña quiere votar?". Del mismo modo, y preguntado por la posibilidad de que aún se pueda encontrar una solución negociada con el Estado, el presidente catalán ha señalado "que si no reaccionan a la séptima vez", en alusión a la sexta manifestación del 11-S y a al 9-N, "quizás ya no lo harán". Sin embargo, se muestra abierto a negociar con Rajoy «hasta el último minuto»
Junto al despliegue de banderas y consignas, por la megafonía se animaba a los asistentes a colaborar económicamente en la "caja de resistencia" para pagar las posibles multas a Artur Mas y los consejeros autonómicos que están siendo investigados por el Tribunal de Cuentas: «Si todos los asistentes donamos dinero a caja de solidaridad, el Estado español no podrá parar la democracia».
El Gobierno, por su parte, considera que la Diada ha sido la Diada «menos numerosa de los últimos años» porque la mayoría de los catalanes no ha querido participar en la coartada de un proceso ilegal y liderado por el sector más radical de la política.
Fuentes de Moncloa han indicado a Efe que, «sin entrar en una guerra de cifras», las imágenes que deja la manifestación de la Diada en Barcelona demuestran que ha sido "la menos numerosa de los últimos años". El Gobierno hace hincapié en que donde la sociedad catalana está representada «de verdad y legítimamente» es en el Parlament de Cataluña «y no en la calle».
«Lo que vimos la semana pasada es que la mayoría de los independentistas ha silenciado a media Cataluña y pisoteado sus derechos de representación política», han añadido las fuentes, en alusión al pleno del Parlament que aprobó las leyes del Referéndum y de Transitoriedad.
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