6 de septiembre de 2017
La conexión rusa de Hazte Oír
La conexión rusa de Hazte Oír
Los límites de las
amistades internacionales de la organización conservadora son difíciles de
delimitar
Ignacio
Arsuaga, presidente de HazteOír.org, presenta su nueva campaña de publicidad
aérea. KIKE PARA
La organización conservadora Hazte Oír provoca a veces choteo en las redes. El último capítulo ha sido
una avioneta que ha volado este verano por las costas españolas con este
mensaje: "Ley Mordaza LGTBI: Van a por tus hijos". La "ley"
se refiere a una propuesta de Podemos en el Congreso sobre discriminación
sexual. El avión es heredero del famoso autobús que ha viajado por España y
el mundo con otro mensaje polémico: "Los niños
tienen pene. Las niñas tienen vulva. Que no te engañen".
Cada cual puede reírse a su gusto, pero el tamaño de Hazte Oír -y su
sucursal global CitizenGo- no es ninguna broma. En Hazte Oír y CitizenGo
trabajan 80 personas y tuvieron unos ingresos conjuntos en 2016 de 4,3
millones, básicamente de donativos. Su expansión internacional con la marca
CitizenGo empezó en 2013 con webs en 7 idiomas; ahora tienen 12 lenguas. El
presidente de la organización, Ignacio Arsuaga, ha ahondado en sus relaciones
con la élite profamilia mundial. Hasta hace poco, era un panorama dominado por
protestantes norteamericanos. En la última década, el estandarte del
conservadurismo está en Moscú. Hazte Oír no ha quedado fuera de ese viraje.
Un tamaño sideral
Hazte Oír y CitizenGo tienen hoy casi 7,5 millones de emails en el
mundo. En España manejan 750.000. Son personas que se han interesado por Hazte
Oír o han firmado algunas de sus peticiones. Si alguna empresa o institución
quiere contar o vender algo a personas conservadoras, en Hazte Oír saben cómo
llegar a ellos. Si todos votaran a un mismo partido político en España, serían
la quinta fuerza del Congreso.
Arsuaga por ahora no ve una salida política a Hazte Oír: "No nos lo
hemos planteado. Somos sociedad civil. Tenemos que llegar a la opinión pública
a través de los medios, de las redes, del email. Queremos que cada vez más
gente conozca nuestras ideas y se genere una corriente de opinión a favor de la
vida, de la familia y de la libertad", dice. También admite que la vía
política más obvia es el Partido Popular, no una plataforma nueva: "Es una
pena que el PP, que representaba parcialmente los valores de Hazte Oír, los haya
ido perdiendo en los últimos años. Hay un déficit de representación. Yo no sé
lo que ocurrirá el día de mañana: si el PP recuperará esos valores, si va a
surgir otra alternativa, no lo sé". Si en la era post Rajoy, el líder del
PP es más liberal en lo social, Hazte Oír puede ganar influencia.
Mientras el peso de Hazte Oír en España es notable pero aún limitado, su
ritmo de crecimiento en el extranjero desde 2013 es sideral. El modelo es
extremadamente simple: buscar una causa -el bebé Charlie Gard, la cristiana pakistaní encarcelada
Asia Bibi, los iraquíes perseguidos por el ISIS-, pedir firmas y dar las firmas
al tribunal, embajada o poder público de turno como presión.
Una vez al mes se pide también dinero. Hazte Oír usa una de las
herramientas de mercadotecnia más sofisticadas y caras del mundo: Marketo.
Permite escribir a cada usuario según su actividad y aislar grupos de miles de
personas según sus intereses -educación, aborto, gays-, su tendencia a donar
-donante fijo, esporádico-, sus ganas de apoyar peticiones o cualquier otra
variable. Marketo automatiza "itinerarios" para que esas personas
reciban más mensajes adaptados: si clica tal botón, mandar este email al cabo de
5 días; si dona más de 10 euros, dejarle en paz 15 días. Es la orfebrería hecha
marketing.
El retorno
soviético
El Congreso Mundial de Familias (WCF, en inglés) es probablemente la
principal organización global de grupos conservadores. Creado en Moscú en 1995
por activistas norteamericanos y profesores rusos, ha organizado 11 encuentros
internacionales desde 1997. Hazte Oír/CitizenGo es miembro del club y montó el
encuentro de 2012 en Madrid. "Hoy es la mayor unión de grupos
conservadores profamilia del mundo", dice el ruso Alexey Komov, miembro
del patronato de CitizenGo y representante ante la ONU del WCF.
La influencia ante un
tribunal pakistaní es difícil de verificar, pero es probable que haya sido
escasa
La pretensión de influencia de Rusia en el extranjero con una ideología
conservadora es similar a la de otras épocas por otro camino: "Es una
versión tradicional de la exportación soviética del comunismo", dice Xenia
Loutchenko, periodista rusa especializada en temas de Iglesia. "Es una
internacional de derechas. Los imperalistas conservadores rusos siguen siendo
soviéticos en ideología. Sus métodos y su cinismo son los mismos", añade.
Komov dice estar preocupado por la decadencia de Occidente. En una
charla en Rio de Janeiro en 2016, habló de cómo Occidente les había ayudado a
liberarse de la URSS. Ahora debía ser al contrario: "Occidente y Rusia han
cambiado sus posturas. Estados Unidos patrocina la revolución social y la
primavera árabe y Rusia es el gran país que defiende valores cristianos
familiares", concluyó.
Komov no está solo en esta batalla en Rusia. Está conectado con el magnate Konstantin Malofeev, que
está en la lista de sancionados por la Unión Europea por su
apoyo a los separatistas ucranianos. La cercanía de Malofeev con el Kremlin
tiene al menos dos canales: "Es muy próximo a Igor Shchegolev, que es uno
de los asesores de Putin. También es amigo del padre Tikhon, un sacerdote
ortodoxo, que se dice que es próximo a Putin", dice Anton Shekhovtsov,
autor del libro Russia and the Western Far Right: Tango Noir.
En 2014 el WCF iba a hacerse en el Kremlin (Moscú), pero la invasión
rusa de Ucrania provocó que cambiara de nombre. Invitados por
Komov, los billetes de avión de dos asistentes españoles, Ignacio Arsuaga y
Pablo Santana, director adjunto de Hazte Oír, fueron pagados por una fundación dirigida por Natalia Yakunina.
Yakunina ha compartido mesa o panel con Arsuaga en los congresos de Madrid y
Budapest (2017). Su marido, Vladimir Yakunin, es otro magnate ruso, viejo amigo
de Vladimir Putin, con quien eran vecinos de villa en el Lago Komsomolsk en la
URSS. Yakunin está en la lista de sancionados por el Departamento del
Tesoro americano por su implicación en Ucrania.
Arsuaga no teme que Komov sea un agente ruso: "Conocí a Alexey en
una reunión en Dallas antes de 2012. Allí apareció. Siempre lo que me he
planteado con él es: todo lo que sea participar en cosas de la familia, a favor
de la vida, a favor de la libertad. No me meto en las intenciones, prefiero no
meterme en la geopolítica. Yo pertenezco a Occidente y me gusta la Unión
Europea y Estados Unidos. No me gustan muchas cosas de Putin, pero es verdad
que ha adoptado alguna medida favorable a la familia y a la natalidad que me
parece positiva. Si yo viera que me están manipulando para geopolítica, para
defender los intereses del gobierno ruso, me saldría".
España, lejos de
Rusia
Komov mandó por email
la lista de invitados a Georgy Gavrish, un empleado de la embajada rusa en
Grecia
España no es -de momento- un objetivo prioritario de la política
exterior rusa. Las guerras culturales o la extrema derecha no han cuajado en la
política local. Rusia tiene un papel más importante en el Frente Nacional
francés o incluso en La Liga Norte italiana. La Liga ha hecho la transición de
partido nacionalista a plataforma eurofóbica y anti inmigración. Alexey Komov intervino en el congreso de La Liga Norte en 2013.
Se le veía contento, exaltado, algo nervioso. Se aplaudía sus propias
intervenciones mientras la intérprete traducía del inglés al italiano. Al
final, en pleno clímax de aplausos, gritó: "¡Putin!" Y cerró el puño.
No hay ningún partido español con esta cercanía a Rusia, ni siquiera
Vox, que no tiene ningún contacto directo con Moscú, según dicen sus
dirigentes. "Estamos suficientemente lejos de Rusia como para no tener
problemas con ellos", dice Mira Milosevich-Juaristi, investigadora del
Instituto Elcano. Eso no significa que las conexiones no importen.
"El objetivo primordial de Rusia es tener más poder -dice Francisco
Malavassi, consultor en relaciones internacionales. Está intentando hacer esto
de muchas maneras: desestabilización de alianzas, promoción de su visión de
mundo, campañas de (des)información, participación en conflictos
visibles". En esa visión más general, España sí puede tener un rol:
"Dentro de los secundarios, es un país importante y para el que estoy
seguro que algún tipo de estrategia existe, solamente por el hecho de ser de la
Unión Europea", dice Malavassi.
Malavassi, que ha trabajado sobre la subrepticia influencia rusa en el
extranjero, cree que la pregunta sobre Hazte Oír debe ser distinta: "¿La
gente de CitizenGo es consciente de su papel como agente de influencia rusa?
¿Lo saben pero no les importa, ya que es una manera de conseguir su objetivo? O
incluso, ¿es posible que no lo sepan del todo y tengan una fe ciega en su
trabajo?" En Occidente puede parecer de viejas películas de espías, pero
en el Kremlin todo es política: "Cuando tienes a personas que tienen un
vínculo más o menos directo con Putin, participando en una iniciativa como
CitizenGo, que tiene un alcance enorme, y además global, para mí es motivo de
sospecha", dice Malavassi.
La influencia no funciona como algo evidente. A Rusia le va bien que en
países con un cierto consenso social, más ciudadanos duden del sistema: el
aborto, la familia, la libertad de escoger la educación o educar en casa, el
presunto poder del lobby gay, se
convierten en posibles armas de división. El caos en otros países crea
oportunidades: "Es parte de lo que los rusos llaman 'guerra de nueva
generación'", decía Heather A. Conley, autora de The Kremlin Playbook, en un acto en el Centro de
Estudios Estratégicos e Internacionales en Washington en junio, y añadió:
"Es una estrategia de influencia, no de fuerza bruta". Hazte Oír y
CitizenGo pueden tener un papel ahí, voluntario o no.
Komov no es el único miembro del patronato de CitizenGo con raras
conexiones en el panorama ruso. El político italiano Luca Volontè recibió 2,39
millones a través de su fundación Novae Terrae de Azerbaiyán, ex república
soviética cercana al Kremlin. El dinero era presuntamente para que el Consejo
Europeo, donde Volonté dirigía al grupo de centroderecha, no criticara a Azerbayán.
La justicia italiana ha imputado a Volontè por blanqueo de dinero, pero no
por corrupción porque no han podido demostrar el motivo del voto de Volontè.
Hay otra ficha curiosa en los vínculos de Hazte Oír con Volontè. El
director de fundraising de Hazte Oír,
Matteo Cattaneo, era en 2013 coordinador de Novae Terrae: "Cuando a Luca
Volontè le imputan un delito, ya estaba en el patronato -dice Arsuaga. Yo creo
en la presunción de inocencia. Recibir dinero de Azerbaiyán no es delito. No
hay ninguna sentencia que le condene a nada. Creo que es inocente y si no, me
lo replantearé. No conozco los detalles de su fundación. Luca me presentó a
Matteo, que trabajaba en su fundación. En un momento dado pasa a trabajar para
CitizenGo. Yo de la Fundación Novae Terrae conozco lo que ha salido publicado.
Pero tampoco les he preguntado los detalles. Matteo me decía que Luca Volontè
tenía grandes donantes. Pero tampoco sabía exactamente de dónde venía el
dinero".
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