29 de julio de 2016

EDITORIAL. ¡Un Gobierno ya! - La prioridad absoluta es un pacto que garantice un Ejecutivo cuanto antes

¡Un Gobierno ya!
La prioridad absoluta es un pacto que garantice un Ejecutivo cuanto antes

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Albert Rivera se explica tras reunirse con el rey Felipe VI, el 28 de julio.
Albert Rivera se explica tras reunirse con el rey Felipe VI, el 28 de julio. G. 

JULIEN AFP
Más allá de las discusiones sobre la absurda vía escogida por Mariano Rajoy para ser candidato a la investidura, la prioridad absoluta de los próximos días es un pacto que garantice un Ejecutivo estable y cuanto antes. Los pasos dados la semana pasada por los independentistas catalanes cierran el camino a cualquier hipotética colaboración tanto con el PP como con el PSOE, y Podemos ha quedado fuera de juego. De modo que todo el peso de la formación de Gobierno descansa sobre el PP, en primer lugar, pero también sobre Ciudadanos y el PSOE.

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La primera condición para que haya pronto un verdadero Ejecutivo es que el Partido Popular plantee una oferta creíble y convincente a los interlocutores cuyo apoyo reclama. Ante las conversaciones previstas por Rajoy con los principales dirigentes del PSOE y de Ciudadanos, Pedro Sánchez y Albert Rivera, el candidato a la investidura tiene que descartar la tentación de volver a pedir contratos de adhesión a sus posiciones. Como saben bien las fuerzas políticas de los países con larga tradición de coaliciones y pactos, llegar a un acuerdo implica dar pasos hacia los otros, no tratar de convencerles de que deben abrazar lo que les dice quien lleva la iniciativa de las negociaciones, en este caso el PP.

Ahí puede jugar un papel relevante el partido presidido por Albert Rivera, que ha ofrecido abstenerse en la investidura de Rajoy sin negociar algo a cambio. Pero esa no es la buena solución. Deben plantearse entrar en el futuro Gobierno para ejercer la función que los votantes han atribuido a este partido, que es la de completar mayorías y contribuir a moderar y regenerar la vida pública española. Es verdad que Rivera no excluye participar en el Ejecutivo si este fuera de coalición con el PP y el PSOE, pero lo supedita a una condición tan poco operativa como es la desaparición de Rajoy del escenario; es decir, del jefe del partido más votado y candidato propuesto por el Rey para la investidura. Se entiende mal por qué Ciudadanos no juega más hábilmente, poniendo en valor los escaños ganados en las elecciones generales.

En cuanto al PSOE, reiteramos que sus diputados deberían abstenerse en la votación de investidura, si la prioridad absoluta es la de facilitar la gobernabilidad. El PSOE no puede ser el partido del no ni el partido del bloqueo, que es la imagen que está dando hoy. Encerrarse en el voto negativo, como hace Sánchez, no le salvará de las contradicciones en que le sitúa su posición. El líder socialista reconoce que carece de alternativa a Rajoy y quiere pasar a la oposición, pero al mismo tiempo se niega a permitir que haya un Gobierno, lo que le conduce a un callejón sin salida: ni puede gobernar ni deja gobernar.

Los actores políticos necesitan corregir la penosa impresión de ineficacia que están dando a la ciudadanía. El Congreso precedente fracasó en la tarea de elegir un jefe del Gobierno y esto no debe volver a ocurrir. De ningún modo puede repetirse la esterilidad del periodo anterior y hay que descartar por completo el irresponsable expediente de dejarse arrastrar a unas terceras elecciones generales.


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