26 de agosto de 2019

TRANSHUMANCIA

domingo, 25 de agosto de 2019


TRANSHUMANCIA – 26/08/2019

Hay quienes pasan medio año fuera de sus hogares por cumplir con una costumbre casi perdida, la trashumancia. A pesar del sacrificio que supone, repiten cada año porque saben que es lo mejor tanto para sus animales como para el ecosistema. Son ganaderos extensivos.

La ganadería extensiva es el conjunto de sistemas de producción ganadera que aprovechan eficazmente los recursos del territorio con las especies y razas adecuadas, compatibilizando la producción con la sostenibilidad y generando servicios ambientales y sociales. Una práctica que, sin embargo, está en desuso y que apenas encuentra apoyo por parte de la Administración española porque la gestión ganadera está enfocada a modelos industriales.

El de la ganadería extensiva es un modelo muy minoritario que, sin embargo, provoca mayores beneficios para el medio ambiente y los sistemas alimentarios que el modelo de explotación industrial que ahora mismo rige. Entre otros beneficios, la ganadería extensiva ofrece calidad en los productos, bienestar animal, es clave en el mantenimiento de ecosistemas, es una manera de diseminar semillas y de enriquecer los pastos y una forma de evitar incendios. No en vano, ya se ha propuesto en más de una ocasión como fórmula para la prevención y cuidado de los montes, ya que controla el crecimiento de la vegetación durante los meses de alto riesgo de incendio y porque produce saltos en el follaje que dificultan la propagación del fuego en caso de incendio.

Además de la importancia para pastos y ecosistemas, pues los animales aportan carbono al suelo y promueven la aparición de más diversidad de herbáceas. Esta práctica fomenta el aprovechamiento de los pastos para que los animales se alimenten durante todo el año de hierba fresca, evitando, de esta manera, que los ganaderos deban aprovisionarse de piensos a precios mucho más elevados. También se nota después en la calidad de la comida, pues la carne de un animal alimentado de manera natural con pastos frescos no resulta igual que la de uno que se ha visto obligado a comer piensos artificiales.

Su valor medioambiental, económico y social deberían ser razones suficientes para apostar por este tipo de ganadería o, al menos, para apoyarla por parte de la Administración. Y es que, sin ese apoyo, esta práctica está condenada a la extinción.

Calidad en los productos, desarrollo económico de ciertas zonas rurales, mejoras medioambientales y una herramienta eficaz contra los incendios parecen razones suficientes para volver a trashumar.

http://www.planetainteligente.elmundo.es/planeta-en-accion/por-que-las-vacas-pueden-prevenir-incendios

NACHO ALDAY

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