29 de agosto de 2019

CAOS



miércoles, 28 de agosto de 2019



CAOS – 29/08/2019

No hace mucho tiempo, quien dijese que el mundo iría hundiéndose en el caos, era oído con indiferencia. ¿Cómo dar crédito a esta predicción, viendo la prosperidad y el buen orden que parecía reinar en Occidente? Por lo que bastaba que reinara el orden en Europa y en América para poder decir que todo estaba bien y que en el caos era imposible. Como si el mundo oriental no fuera parte del Planeta.

El caos se entendía entonces como un auge catastrófico de todos los desórdenes y desgracias. ¿Cómo admitir entonces que de una situación "evidentemente" ordenada, podría surgir tal paroxismo de desorden? Esta sería la refutación, aparentemente indestructible, que el optimismo entonces reinante, oponía a los que sin duda calificaban de "profetas de calamidades".

Va corriendo rápidamente el convulsionado año 2019 y el examen más superficial de la realidad permite ver que la palabra caos, tenida hasta hace poco como un espantapájaros por tanta gente considerada sensata, se convirtió en una palabra de moda.

De hecho, en los círculos de vanguardia intelectual, que se jactan de posmodernos, la palabra caos es algo frívolo, elegante, más o menos como un bibelot que les gusta tener entre sus dedos para jugar con él y verlo más de cerca.

En lugar de despertar horror, el caos es visto hoy como una fuente de esperanza. Por el contrario, la palabra moderno, que tanto sonreía a los occidentales, parece haber caído en la decrepitud. Reluciente de juventud hasta hace unas décadas, de repente le creció una melena de pelo blanco, no puede ocultar sus arrugas y usa dentadura postiza. ¡Poco le falta para que caiga en el basurero de la Historia! Ser moderno, ¡qué hermoso era hace 40 años! Hoy en día, ¡qué antigualla! Quien no quiera estar involucrado en la decrepitud de lo que es moderno, debe decirse posmoderno. Esta es la expresión del momento.

Cada vez más, el caos y la posmodernidad son conceptos que se van aproximando, a tal punto de que tienden a fusionarse. Y hay quienes incluso ven en catástrofes eventuales el punto de partida de un mañana esplendoroso.

Así, quienes hasta ayer no encontraban suficientes epítetos para lanzar contra la Edad Media, hoy argumentan precisamente con ella para justificar su optimismo.

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