15 de marzo de 2016

Carta a la maleducada Ada Colau de un civil muy orgulloso de nuestros militares






Ante la nueva falta de respeto de la alcaldesa ultraizquierdista de Barcelona

Carta a la maleducada Ada Colau de un civil muy orgulloso de nuestros militares

 http://www.outono.net/elentir/2016/03/09/carta-a-la-maleducada-ada-colau-de-un-civil-muy-orgulloso-de-nuestros-militares/

Mie 9·3·2016 · 22:10 38
Hoy, Ada, has acudido al Salón de la Enseñanza de la Ciudad Condal precisamente a exhibir tu mala educación y tu chulería ante dos educados militares españoles.
Ada Colau quiere echar a los legionarios de Barcelona: firma en apoyo de la Hermandad
Como si creyeses que el suelo de Barcelona es de tu propiedad y que en él sólo pueden estar aquellos que pasen por tu estrecho aro ideológico, les ha dicho a los militares que preferías que no estuviesen ahí. La falta de respeto la has lanzado con una cínica sonrisa, como si tu gesto de intolerancia fuese un acto de simpatía. Soy un civil que siente una gran admiración por nuestros militares, y ver esta escena me ha provocado indignación. Además, llueve sobre mojado. Y es que este nuevo desprecio hacia nuestros militares llega nada más conocerse tu persecución contra los veteranos de la Legión, a los que pretendes echar de la ciudad, simplemente porque no son de tu agrado. Tú has debido creer que el cargo de alcaldesa te da permiso para ejercer de déspota. Nada más lejos. Esto es una democracia y tú no tienes ningún derecho a vetar a quienes sirven a España en sus Fuerzas Armadas, incluso a riesgo de sus vidas y cobrando mucho menos que tú.
Puestos a hablar de educación, los militares españoles te dan mil vueltas. Tu idea de la educación consiste en insultar a tus oponentes políticos, ofender gratuitamente a los cristianos, ciscarte en España y contratar, como directora de comunicación, a una elementa que se jactaba de orinar en la calle. Si tomamos la enseñanza como el oficio de dar ejemplo y orientar por el buen camino a los más jóvenes, quien sobraba hoy en ese salón eras tú, y no nuestros militares.
Mientras tú ofendías a nuestros militares, ellos estaban cumpliendo como siempre con su deber, velando por nuestra seguridad en nuestro suelo, en nuestras aguas y en nuestro espacio aéreo. Pero no sólo eso. Fuera de nuestras fronteras, en estos momentos hay militares españoles trabajando por el mantenimiento de la paz, contra la piratería, contra el tráfico ilegal de personas y contra el terrorismo yihadista en lugares como el Líbano, Afganistán, Italia, Lituania, Turquía, Irak, Bosnia y Herzegovina, Mali, Senegal, Somalia, República Centroafricana, Gabón, Cabo Verde, Yibuti, el Mar Mediterráneo y el Océano Índico. Gracias a ellos, muchas personas albergan la esperanza de conseguir un futuro mejor. Gracias a su trabajo, mucha gente ha recibido ayuda, apoyo, consuelo y socorro allí donde nadie más -salvo los misioneros- está dispuesto a llevarlo. En éstas y otras misiones han caído en acto de servicio muchos militares españoles. Hoy, con tu actitud, has ofendido sin necesidad la memoria de esos muertos, a sus familiares y seres queridos y a sus compañeros de armas, y todo simplemente porque sostienes una ideología en la que sólo caben los militares si son como los que sirven al régimen castrista en Cuba o al chavismo en Venezuela.
Entiendo, ciertamente, que nuestros militares no sean de tu agrado. Tú haces gala de enchufismo y sectarismo, pero ellos cultivan el compañerismo, el espíritu de sacrificio, el honor y la lealtad. Tú te dejas llevar por la intolerancia y los prejuicios, y ellos ofrecen abnegación, buen trato, cortesía y espíritu de servicio. Tú te guías por el postureo, y ellos por la discreción, la humildad y la austeridad. Tú impones tu interés partidista y tus estrechas miras ideológicas, pero a ellos se les reconoce por anteponer el servicio a España y a sus compatriotas incluso por delante de su propia vida. Las virtudes militares tienen que incordiarte por necesidad, porque eres la antítesis de todas ellas, a tu pesar. Siempre procuro no perder la ocasión de reconocer el trabajo y el oficio de nuestros militares, de quienes me siento profundamente orgulloso. Hoy, además de reivindicar su ejemplo, te reclamo una vez más algo que pareces desconocer por completo: el respeto a los demás. Si eres incapaz de algo tan básico como eso, lo que tienes que hacer es dimitir e irte a tu casa. Ninguna ciudad debería estar gobernada por una persona tan maleducada como tú.

No hay comentarios: