22 de mayo de 2012

Letizia, ocho años de princesa


Letizia, ocho años de princesa

Los príncipes de Asturias celebran su aniversario de bodas, intentando mantenerse al margen de la polémica que rodea a la familia real

Los príncipes Felipe y Letizia, durante la entrega de los últimos premios Cervantes. / GTRES
Tal día como hoy hace 8 años, la periodista divorciada Letizia Ortiz Rocasolano se convertía en princesa de Asturias y en esposa de Felipe de Borbón y Grecia. Fue un sábado lluvioso en Madrid cuando se dieron cita los representantes de todas las casas reales del mundo. Una novia seria al extremo y un novio que se confesó nervioso, protagonizaron un enlace que fue seguido por millones de espectadores a través de la televisión y por cientos de personas en las calles de la capital. Su unión era el primer paso para la consolidación de la monarquía. El heredero se casaba. Ocho años después, los príncipes de Asturias son padres de dos niñas —Leonor y Sofía— y han ampliado su agenda oficial, en unas ocasiones porque así estaba previsto y en otras debido a los periodos de baja de don Juan Carlos a causa de diversas dolencias.
En estos tiempos en los que la monarquía ocupa las portadas tanto de medios nacionales como internacionales por la imputación de Urdangarin, por la salud del Rey, su viaje a Botsuana, sus amistades y su petición de perdón, los Príncipes intentan mantenerse al margen de todas las polémicas surgidas.
El Príncipe ha jugado un papel importante dentro de la Casa del Rey en la gestión de la crisis provocada por Urdangarin y sus negocios con la Fundación Nóos que le han llevado ante el juez. También ha estado presente en el diseño de la estrategia para reconducir las criticas al Rey por su viaje de caza. Y se ha mantenido siempre disponible para asumir su agenda y la de su padre, cuando su salud no le ha permitido estar plenamente activo.
En los momentos en que algunas voces piden la abdicación de don Juan Carlos, el Príncipe se muestra tranquilo, preparado y a la espera, pero sin prisa.
Letizia ha logrado, en parte porque los focos se han desviado a otros miembros, pasar más inadvertida. Como Princesa en prácticas sigue sin conectar plenamente con la gente por su todavía aparente frialdad que esconde su temor a equivocarse, a no estar a la altura, pese a su excelente preparación.
En lo que sí sigue empeñada Letizia, ocho años después, es en separar su vida pública de la privada. Por eso cuando se baja de sus tacones y se pone zapato plano intenta retomar su vida de antes de ser princesa. Con el Príncipe frecuenta cines, restaurantes de precio medio, grandes almacenes y cadenas populares de ropa e intenta que sus hijas, pese al lugar que ocupan en la línea de sucesión al trono, crezcan como dos niñas normales y corrientes. Por eso Letizia, a diferencia de otras familias reales, esconde todo lo que puede a sus hijas, tarea difícil de compatibilizar con las de representación oficial que corresponden a los de su condición.
Los príncipes de Asturias no celebrarán su octavo aniversario, no porque no tengan nada que festejar y sí porque han decidido pasar la jornada trabajando. Consolidada su relación personal, ahora les corresponde demostrar que ellos pueden ser los reyes del siglo XXI.

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