21 de febrero de 2019

NACHO ALDAY HAITÍ

miércoles, 20 de febrero de 2019


NACHO ALDAY  HAITÍ – 21/02/2019

Es un país que tiene una devastadora secuencia de catástrofes y no puede salir de su pobreza a pesar de la cuantiosa ayuda internacional. Cuando no es un terremoto como en el 2010 donde murieron 316.000 personas, 350.000 heridas, y más de 1.500.000 sin hogar, es un huracán como el de 2016 que dejó más de 900 muertos, decenas de desaparecidos y miles de damnificados, es una sequía durante años, inundaciones, tormentas catastróficas, epidemias, o una plaga como el sida que de allí partió a los Estados Unidos y al resto del mundo. Es un país que social y políticamente vive un gran desequilibrio, con un cúmulo de golpes de estado de dictadores asesinos, practicantes del vudú como Duvalier y su hijo, corrupción, analfabetismo, bandas armadas, niños abandonados, huérfanos que nunca han conocido a sus padres, sólo en Puerto Príncipe hay miles, muchos de ellos con sida, desnutrición, malaria o fiebre tifoidea. El 80% de los niños no sabe quién es su padre. Es el país más pobre de América y uno de los países más pobres del globo. Sin embargo, en la República Dominicana, que comparte la misma isla, se vive digna y prósperamente, siendo destino turístico de muchos países.

Resulta que en 1791 el brujo de vudú Boukman encabezó un alzamiento para poner fin a la esclavitud de su pueblo en una ceremonia vudú, Era una ceremonia de pacto con el demonio donde en nombre de todo el pueblo haitiano, consagraba a su país y sus moradores al diablo con un compromiso de adoración durante 200 años. A cambio pedían la liberación de sus amos, los blancos franceses. Haití, es el único país del mundo consagrado al demonio y donde se le sigue rindiendo culto a él y a sus huestes satánicas por buena parte de la población en las diversas modalidades del vudú, candomblé, umbanda o santería. Nace entonces una era de calamidades naturales, sociales, políticas y económicas que no han tenido descanso hasta estos momentos.

Su población mayoritariamente negra fue traída desde las costas occidentales de África importando desgraciadamente además de sus costumbres su religión satanista. El presidente Aristide, hizo todo lo que pudo para sostener dicho pacto y en abril de 2003 emitió una ley en la que se reconocía el vudú como la religión oficial. El 1 de enero de 2005, día nacional de la Independencia de Haití se renovó ese pacto satánico por otros 200 años.
 

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