EL IMPARABLE ASCENSO DE VOX
Algunas consideraciones sobre este fenómeno.
La posibilidad de que VOX gane las próximas elecciones generales empieza a ser contemplada con terror por los viejos partidos políticos, sobre todo por la izquierda, que ha decidido emplear toda su fuerza, propaganda y capacidad destructiva en frenar el fulgurante y avasallador crecimiento de VOX. Pero numerosos expertos creen que el acoso a ese partido, al que demonizan calificándolo de "extrema derecha" peligrosa, tendrá un efecto contrario porque el pueblo reaccionará protegiéndolo, amparándolo y llevándolo en volandas hasta la Moncloa. Detrás del fenómeno VOX no hay truco sino un realidad terrible: los políticos españoles han sido tan canallas y han cometido tantas traiciones y abusos que el pueblo quiere venganza y espera con ilusión que VOX se los meriende.
Abascal vaticinó en el Club Siglo XXI que el acoso de los progres le conducirá hasta la Moncloa
Los españoles todavía se sorprenden cuando alguien dice que VOX podría ganar las próximas elecciones generales. Se quedan pensativos y, tras una rápida reflexión, la mayoría cree que es un "milagro" posible porque la gente está tan indignada que quiere arrasar con los viejos partidos, culpables del terrible deterioro de la nación, de la política y de la ética.
Ya veremos si es cierto o no. Yo creo que puede ser cierto y que las encuestas apuntan en esa dirección. Ya hay quien lo dice en voz alta y quien lo escribe. Los más osados especulan con que podría ganar hasta con mayoría absoluta, si el actual ritmo de crecimiento que detectan las encuestas se mantuviera. Algunos sondeos ya sitúan a VOX por delante de Podemos y empatados con Ciudadanos, pero la diferencia es que Podemos retrocede, Ciudadanos crece milímetro a milímetro y VOX corre como una liebre, acercándose al PP y al PSOE.
No juzguen ustedes a VOX con parámetros racionales y con los esquemas normales. El fenómeno VOX es anormal, como anormal es también esta España actual, corrompida, desquiciada e injusta. Si VOX hubiera sido un partido más, no habría conseguido 12 diputados en Andalucía, sin apenas dinero y sin la ayuda de los medios, ni estaría creciendo de manera exponencial en toda España, incluso en las traidoras tierras de Cataluña y el País Vasco. Si las izquierdas siguen engañando y exasperando a los españoles con sus políticas de saqueo fiscal, robos corruptos, engorde del Estado, abusos e imposiciones, es posible y probable que VOX obtenga mayoría en las próximas elecciones generales. Si siguen gobernando con el trasero, como ocurre en el PSOE andaluz, que en lugar de analizar su derrota, corregir errores y regenerarse, ha optado por gritar en las calles, la victoria de VOX llegará rápida y deslumbrante.
El pueblo está tan harto de sinvergüenzas, corruptos, cobardes y mentirosos que quiere votar a los que hablan claro y no tienen miedo al chantaje de lo políticamente correcto. Cada día miles de nuevos amigos de VOX se incorporan a la esperanza de un cambio profundo que logre que la postrada y dañada España se levante y vuelva a ser grande. Millones de españoles votarán a los que prometan el fin de las autonomías, de las subvenciones a los amigos, de los contratos públicos amañados, de las comisiones, de los miles de políticos incapaces de justificar sus abultados patrimonios, de los privilegios de los políticos, del abuso de poder, de los impuestos abusivos y confiscatorios, de los cientos de miles de enchufados a sueldo del Estado, de los partidos políticos con exceso de poder y financiados con los impuestos, de los sindicatos de vagos, de la inmigración sin control, de los extranjeros mejor tratados que los españoles y de otros muchos abusos, arbitrariedades y canalladas del poder.
Al hartazgo e indignación de los españoles demócratas y decentes se agrega la poderosa tendencia que atraviesa al mundo que empuja a los ciudadanos a vengarse de los políticos votando siempre en contra de lo que quiere el poder. El Gran Bretaña han apostado por el Brexit, cuando el poder quería lo contrario y lo mismo ha ocurrido en Francia, Holanda, Colombia, Italia y otros países, donde el pueblo ha dado sorpresas votando contra corriente, siempre para castigar a unos políticos vergonzosamente divorciados de la ciudadanía y habituados a gobernar anteponiendo sus propios intereses al bien común.
Sin que ni siquiera haya tomado posesión su exiguo número de diputados andaluces, la presencia de VOX en la política española lo está cambiando todo. Los partidos revisan sus estrategias y cambian de rumbo. Podemos ya critica a Venezuela, el PSOE está paralizado por el miedo al futuro y el PP vuelve a ser de derechas, después del impresentable coqueteo con la socialdemocracia y la cobardía que le impuso Rajoy, mientras que los independentistas catalanes y vascos sienten ya el aliento del miedo a un futuro en el que será difícil que España les consienta sus actuales abusos, traiciones y cuchilladas. La gente se atreve a discutir lo que antes era tabú, incluyendo esa teórica protección a las mujeres que aplasta a los hombres, y los políticos tienen miedo al pueblo, por vez primera en cuatro décadas, lo que significa que por fin empieza a existir democracia donde antes sólo había tiranía de los partidos y de los políticos, una gente osada y ajena a la democracia porque gobernaba sin tener en cuenta las opiniones y deseos de los ciudadanos, que ahora exigen el protagonismo que la democracia les reconoce.
Han engordado el Estado hasta convertirlo en un monstruo ingobernable e imposible de financiar, salvo que se esquilme al ciudadano con impuestos, tasas y multas, como está ocurriendo en España y en otros países, donde el dinero saqueado que no se emplea, como los políticos dicen, en pagar servicios básicos y políticas sociales, sino en mantener a los cientos de miles de políticos agarrados como lapas a las tetas del Estado y en alimentar las obscenas y corruptas redes clientelares, tejidas por los partidos para perpetuarse en el poder. El dinero del poder llueve generosamente para sus amigos, se emplea en reprimir al adversario, en comprar medios, periodistas y voluntades y en beneficiar a los inmigrantes, feministas y a otros colectivos afines, en lugar de ser orientado hacia el bien común.
Todo esta política indecente y abusiva tiene que acabar y el pueblo sabe que la mejor manera de lograrlo es poniéndole a VOX una alfombra roja hasta las puertas de la Moncloa.
Consideraciones del periodista, escritor y ensayista; Francisco Rubiales.