28 de junio de 2019

JESÚS


Blog Contra-Reolucionario
jueves, 27 de junio de 2019

JESÚS – 28/06/2019

El simple enunciado del Nombre Santísimo de Jesús recuerda la idea del amor. ¡El amor insondable e infinito que llevó a la Segunda Persona de la Santísima Trinidad a encarnarse! El amor expresado a través de esa humillación incomprensible de Dios que se manifiesta a los hombres como un niño pobre, que acaba de nacer en una gruta. El amor que se manifiesta a través de aquellos treinta años de vida humilde en la más estricta pobreza y en las fatigas incesantes de aquellos tres años de evangelización, en que el Hijo del Hombre recorrió caminos y atajos, transpuso montes, ríos y lagos, visitó ciudades y aldeas, atravesó desiertos y poblados, habló a ricos y pobres, esparciendo amor y recogiendo en la mayor parte del tiempo principalmente ingratitud. ¡El amor demostrado en aquella Cena suprema, precedida por la generosidad del lavado de los pies y coronada por la institución de la Eucaristía! El amor de aquel último beso dado a Judas, de aquella mirada suprema dirigida a San Pedro, de aquellas afrentas sufridas con paciencia y mansedumbre, de aquellos sufrimientos soportados hasta la total consumación de las últimas fuerzas, de aquel perdón mediante el cual el Buen Ladrón robó el Cielo, de aquel don extremo de una Madre celestial a la humanidad miserable. Cada uno de estos episodios fue meticulosamente estudiado por los sabios, piadosamente meditado por los Santos, maravillosamente reproducido por los artistas y sobre todo inigualablemente celebrado por la liturgia de la Iglesia. Para hablar sobre el Sagrado Corazón de Jesús sólo hay un medio: recapitular debidamente cada uno de los episodios de Su vida.

Venerando al Sagrado Corazón, la Santa Iglesia quiere prestar especial alabanza al amor infinito que Nuestro Señor Jesucristo dispensó a los hombres. El corazón simboliza el amor y dando culto al Corazón, la Iglesia celebra el Amor. La fiesta del Sagrado Corazón de Jesús es por excelencia, la fiesta del amor de Dios. En ella, la Iglesia nos propone como tema de meditación y como blanco de nuestras plegarias el amor tiernísimo e invariable de Dios, que hecho hombre, murió por nosotros. Mostrándonos el Corazón de Jesús ardiendo de amor a despecho de las espinas con que lo circundamos por nuestras ofensas, la Iglesia verdadera, que nada tiene que ver con la secta bergogliana, nos abre la perspectiva de un perdón misericordioso y amplio, de un amor infinito y perfecto, de una alegría completa e inmaculada, que deben constituir el encanto perenne de la vida espiritual de todos los verdaderos católicos. Sólo así conseguiremos reformar al hombre contemporáneo.

EXTRACTOS DE COMENTARIOS DEL PROF. PLINIO CORRÊA DE OLIVEIRA AUTORIA DE NACHO ALDAY SIN REVISION DEL AUTOR.


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