22 de septiembre de 2016

Tobogán colombiano: acuerdos de “paz”, plebiscito y abismo

Destaque Internacional, 21 de septiembre de 2016. Está autorizada la difusión de este editorial, por cualquier medio, sin necesidad de citar la fuente.

Tobogán colombiano: acuerdos de “paz”,  plebiscito y abismo

Gonzalo Gimaraens

FARC

1.
El próximo 26 de septiembre se firmará en la ciudad colombiana de Cartagena de Indias un frágil y polémico acuerdo de “paz” entre el gobierno colombiano y los narco guerrilleros de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), que hace enormes concesiones a las FARC desde los puntos de vista político, jurídico y financiero. En efecto, las FARC tendrán representación obligatoria en el Poder Legislativo, para discutir sobre la aplicación de los acuerdos, sin necesitar ni siquiera un voto; recibirán una especie de “absolución” jurídica de los crímenes que cometieron durante décadas; y les serán dadas prebendas financieras a cada uno de los guerrilleros.
2.
Las concesiones gubernamentales son enormes, algo que fue reconocido por el propio presidente Santos en entrevista al periódico colombiano El Heraldo, cuando afirmó que el gobierno optó por la “paz” en desmedro de la justicia. Además de las concesiones, está la precariedad y fragilidad de los acuerdos, algo que el presidente Santos reconoció en la mencionada entrevista, en la cual confidenció que, en los últimos días de las negociaciones en La Habana, los narco  guerrilleros comenzaron a presentar nuevas condiciones, que a su vez exigirían nuevas concesiones,  hasta tal punto que el presidente dijo a sus representantes en La Habana: “Si eso es lo que ellos creen que van a conseguir, terminemos ya”. Entonces, en la recta final se estuvo a punto de parar todo y volver a la estaca cero, ante nuevas exigencias y chantajes de las FARC.

3.
En ese sentido, no es por casualidad que el presidente Santos se haya negado a discutir los acuerdos de “paz” con el ex presidente Uribe, que se opone a los acuerdos por considerar que las FARC quedarán dueñas de la situación y podrán continuar chantajeando políticamente a los colombianos, así como lo hicieron con la violencia y el secuestro durante cuatro décadas.  Es una ingenuidad pensar que los narco guerrilleros se desmovilizarán totalmente. En ese sentido, el recientemente nombrado Fiscal General de la Nación, Néstor Humberto Martínez, acaba de alertar en la Cámara de Representantes que  los territorios que las FARC están dejando son rápidamente tomados por guerrilleros que se definen como “disidentes” de las FARC, por los guerrilleros del ELN y por narco traficantes. El Fiscal dijo textualmente que los narco traficantes "están empezando a llegar a esos territorios y empiezan a confrontarse, de un lado con el ELN que está en un proceso de expansión efectivo, y del otro lado con organizaciones disidentes de las Farc, que también tienen presencia en el territorio". Martínez concluyó haciendo un llamamiento al Gobierno para que tome cartas en el asunto. "No podemos quedar inermes, no todo puede ser para la jurisdicción de transición".

4.
El 2 de octubre, pocos días después de la firma de los acuerdos en Cartagena, habrá un plebiscito en el cual la población escogerá entre el apoyo a los acuerdos de “paz” o el rechazo de los mismos. El gobierno afirma que el “gran reto” con vistas al plebiscito será “neutralizar casi cuatro años de mentiras y de desinformación”, no precisamente de las FARC, sino de los opositores al acuerdo. Es este un mero ejemplo de parcialidad gubernamental pro-FARC.

5.
La presión internacional para que los colombianos capitulen en el próximo plebiscito es enorme, al punto que los ex presidentes Uribe y Pastrana hicieron un vehemente llamamiento a los presidentes, jefes de Estado y autoridades del mundo entero, incluyendo al secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Parolin, que anunciaron su presencia en Cartagena, el próximo día 26 de septiembre, para que no interfieran en los asuntos internos de Colombia y cancelen sus viajes.

6.
Vista desde afuera, la situación de Colombia se asemeja a la de un tobogán o rampa inclinada por la cual se va deslizando una nación entera. Al pie de los toboganes suele haber arena blanda, para amortiguar la caída. Al pie del tobogán colombiano no se consigue vislumbrar lo que hay. Algunos dicen en tono tranquilizador que al pie de ese tobogán existe un jardín pronto para florecer en esta primavera. Sería el símbolo de la “paz” que Colombia alcanzaría en el caso de que los acuerdos gubernamentales con las narco guerrillas FARC se apruebe en el próximo plebiscito. Otros no comparten ese optimismo, y sospechan que al pie del tobogán pueda haber un pantano o, tal vez, un abismo.


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