23 de septiembre de 2016

La Universidad de Barcelona permite el cambio de nombre a transexuales

La Universidad de Barcelona permite el cambio de nombre a transexuales
La medida de adecuar el nombre del alumno al género con el que se identifica se limita a documentos no oficiales

Alumnas pasean por el claustro de la Universidad de Barcelona (UB)
Alumnas pasean por el claustro de la Universidad de Barcelona (UB) JOAN SÁNCHEZ
Los alumnos y docentes transexuales de la Universidad de Barcelona (UB) podrán utilizar en documentos no oficiales de la universidad el nombre del género con el que se identifican en lugar del que consta en el documento nacional de identidad.

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"Esto permitirá que todo el que quiera pueda utilizar un alias que sustituya su nombre en todas las actividades que no tengan implicaciones legales, como puede ser el cambio en el correo electrónico, el campus virtual, en el carnet de la UB o en las listas de clase", señala la UB. El cambio de nombre legal puede tardar varios años —el certificado médico necesario se obtiene al cabo de dos años de iniciar el proceso— y la universidad alega que esta medida evitará "la paradoja entre su apariencia física y el uso común de su nombre" durante el tiempo que espera esa certificación oficial.

La medida ha estado impulsada por la Unidad de Igualdad de la UB, después de las múltiples demandas de docentes y alumnos de la facultad de Bellas Artes, entre otras. La UB ha concretado que se pueden acoger a esta normativa "tanto los estudiantes de la UB como el profesorado y el personal de administración y servicios". A la universidad, no obstante, todavía no le consta ninguna petición formal de cambio de nombre.

Medidas a cuentagotas

El plan de la UB sigue la línea de otras propuestas. Dos ejemplos: el protocolo del Departamento de Enseñanza para proteger los derechos de los transexuales (utilizar el uniforme y el lavabo acorde al género sentido, por ejemplo) o la medida del Departamento de Salud para facilitar el cambio de nombre a menores transexuales en la tarjeta sanitaria.
Pero, pese a tener una ley contra la LGTBIfobia aprobada desde 2014, las soluciones son pocas y llegan en cuentagotas. Las entidades sociales han alertado en numerosas ocasiones de los casos de acoso a homosexuales o el incumplimiento en algunos colegios del protocolo de Enseñanza.


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