27 de mayo de 2016

El mañana en español será de las ciudades

Cultura

El mañana en español será de las ciudades


Expertos en tecnología y desarrollo urbano animan a aprovechar las oportunidades del idioma común
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Un atasco propio de cualquier mañana en Santiago de Chile (taco en la jerga local) ejemplificaba este jueves con precisión el enorme desafío a que se enfrentan en los albores del siglo XXI las ciudades que hablan en español. Son retos comunes a todo el mundo habitado, sobre todo teniendo en cuenta que hacia el 2050 se calcula que el 80% de la población será urbana. En Iberoamérica ya lo es. Chile, por ejemplo, sufre los problemas de un crecimiento desordenado que reclama ser encauzado. En su auxilio, Futuro en Español convocó en el Edificio Telefónica de la capital a un sobresaliente grupo de expertos cuyas voces coincidieron en un diagnóstico común: el futuro será el de las ciudades. Sobre todo, si hablan español.
Esa visión anidaba en el discurso de Tomás Vera, director del Foro Iberoamericana de Ciudades, quien intervino en la sesión de clausura. Una mesa redonda moderada por Carlos Zeppelin, alto ejecutivo de la Cámara Chilena de la Construcción, a quien también acompañaba Cuca Gamarra, alcaldesa de Logroño, cuya intervención estuvo presidida por un interés coincidente con sus compañeros de debate: la necesidad de construir alrededor del idioma compartido una coalición de intereses mutuos que puede beneficiarse de los avances alcanzados en España desde la creación de la Red de Ciudades Inteligentes.
La necesidad de construir alrededor del idioma compartido una coalición de intereses mutuos que puede beneficiarse de los avances alcanzados en España
Un proyecto «todavía embrionario», como alertó Gamarra, vicepresidenta de ese organismo, aunque ya ha dejado algún interesante testimonio de cómo la acción conjunta de la Administración con la iniciativa privada favorece un nuevo modelo de ciudad donde, al ahorro de coste y la mejora en eficiencia en la gestión, se añaden otros valores. Apuesta por la sostenibilidad, profundización en la democracia y progresos en la prestación de servicios. «Es un modelo nacido en España que están replicando ya en Portugal y que se ofrece como una experiencia para la comunidad latinoamericana porque quienes hablamos en español formamos un colectivo con una capacidad superior a otras regiones». «Aunque a veces nos cuesta creérnoslo», confesó.
Gamarra ejemplificó con algunas medidas implantadas en Logroño (desde la app municipal hasta los progresos en telegestión y movilidad) como un modelo que puede ser compartido. Compartir resultó ser el verbo clave durante el coloquio. Fue también recurrente su uso por los otros dos intervinientes en el debate. Fernando Herrera, presidente de la Comisión de Urbanismo de la Cámara de Chile, añadió otro valor indispensable: planificar. «Sin planes reguladores», avisó, sufren las áreas metropolitanas. Y sufren especialmente si esos planes carecen de la calidad suficiente que haga posible su cabal evolución.
También Luis Valenzuela, un reputado experto en urbanismo latinoamericano, opinó que el concepto del idioma resulta básico para la usabilidad de la tecnología, de modo que le pareció pertinente vislumbrar un futuro donde más que ciudades inteligentes «pensemos mejor en ciudadanos inteligentes» que hablan español. Ciudadanos que, como proclamó Gamarra, hagan suyo el objetivo de pensar en la ciudad como el laboratorio del futuro.

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