Un agente israelí derriba a un hombre en silla de ruedas, mientras en el fondo una joven palestina de 14 años muere, abatida.
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Los
informes sobre muertos y heridos en ataques palestinos contra israelíes
y en las consiguientes represalias de las fuerzas de seguridad se
suceden con monotonía en Israel desde el pasado mes de octubre. Solo de
vez en cuando, un grave atentado
o una oleada de asaltos atraen la atención de la sociedad israelí, que
parece haberse habituado a convivir con una Intifada protagonizada en su
mayoría por lobos solitarios, jóvenes aislados que actúan sin
coordinación, y que ya ha superado el listón de los 200 muertos. En
Jerusalén es ahora corriente cruzarse en la calle con civiles que llevan
pistola al cinto o a un colono con fusil en bandolera en pleno mercado.
Como destacaba ayer el corresponsal de Defensa y Seguridad del diario Haaretz,
Amos Harel, el pasado domingo se registraron en apenas 12 horas ocho
ataques —tres intentos de apuñalamiento, tres acciones con armas de
fuego y otras tres con explosivos— en Jerusalén y Cisjordania, que
desembocaron en la muerte de cinco asaltantes palestinos. “Esto es una
Intifada en toda regla, aunque las autoridades se nieguen a admitirlo”,
concluía
Tras la sangrienta jornada, el Ejército y el Shin Bet (seguridad
interior) se apresuraron el lunes a hacer públicos datos sobre atentados
recopilados desde octubre que muestran una intensidad de violencia sin
precedentes desde el final de la Segunda Intifada (2000-2005).
Desde el 1 de octubre se ha registrado la muerte de 26 israelíes, la
mayoría de los casos por apuñalamiento, al ser embestidos
deliberadamente por un coche o por disparos de atacantes palestinos.
Además, han fallecido tres residentes extranjeros. También han perdido
la vida 172 palestinos, dos terceras partes abatidos por las fuerzas de
seguridad israelíes al ser considerados atacantes, y el resto en
enfrentamientos con militares en Cisjordania o el límite de Gaza.
Agentes israelíes
detienen al corresponsal de 'The Washington Post', William Booth, este
martes en Jerusalén. Ha estado arrestado 45 minutos. AMMAR AWAD (REUTERS)
Los atacantes son jóvenes
(un 90%, menores de 30 años). Una décima parte de ellos tienen menos de
18 años, y un 11% de los casos han sido protagonizados por mujeres.
Tres cuartas partes de los atentados se han localizado en Cisjordania.
El Shin Bet destaca que el 40% de los agresores procedían de la zona de
Hebrón, que se ha convertido en uno de los principales focos de
violencia en esta Intifada aún sin nombre.
Precisamente en Hebrón, imágenes captadas con teléfonos móviles y
difundidas a través de las redes sociales han resaltado la gravedad de
la situación. Una grabación
muestra uno de los ataques del domingo, en el que una palestina de 18
años fue abatida a tiros por un guarda de fronteras israelí al que
aparentemente se disponía a atacar con un cuchillo. En el vídeo se
observa cómo la joven agoniza rápidamente mientras se desangra y expira
custodiada por los agentes. Varios palestinos intentan acercarse hasta
el cuerpo, pero los policías se lo impiden. En otra imagen que quedará
para los anales del conflicto, un minusválido en una silla de ruedas
forcejea con un policía de fronteras, que lo tira al suelo.
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