Entre los numerosos informes que las sectoriales de la ANC han elaborado en estos tres años figura una ponencia según la cualCataluña proclamaría su independencia el 23 de abril de 2015, festividad de Sant Jordi, mientras que el 11 de septiembre de ese mismo año se celebraría un referendo sobre la nueva Constitución catalana. Ese proceso incluiría «ejercicios de soberanía» para hacer visible el funcionamiento «plenamente independiente» de Cataluña, lo que se concretaría en el control de «grandes infraestructuras y fronteras -puertos y aeropuertos-, la seguridad pública y las comunicaciones».
Otro de los polémicos estudios de la ANC alude a la necesidad de
disponer de un cuerpo de espías y, más concretamente, de crear «una unidad dedicada a las actividades de contrainteligencia que establecerá una política de clasificación de la información de la administración». En este sentido, propone constituir «una unidad especializada en el españolismo violento». Preparativos, en definitiva, para la «guerra fría» tras la separación de España.
La ANC también tiene muy definido el modelo de defensa que debería tener una Cataluña segregada de España. A saber: 50.000 militares en activo, 66.000 reservistas, una Armada con unos 2.000 efectivos y 2.580 millones de euros al año. Asimismo, esta plataforma sugiere en otro de sus documentos que
España sea aliada de Cataluña para luchar contra el yihadismo pues teme la presión del terrorismo islámico tras la independencia. Algo que se contradice con los recelos que despierta el «futuro país vecino».
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