LA CRISIS FINANCIERA
Don Juan Carlos se suma en Chile a la ofensiva del Gobierno para recabar el apoyo de la UE al saneamiento de la banca
MIGUEL GONZÁLEZ | ENVIADO ESPECIAL Santiago de Chile 5 JUN 2012 - 20:14 CET506
"Sin solidaridad es posible que el proyecto económico europeo pueda sobrevivir, lo que no podrá sobrevivir será el proyecto político europeo”. El Rey ha aprovechado su discurso en el Palacio de la Moneda, antes del almuerzo que le ha ofrecido el presidente chileno, Sebastián Piñera, para lanzar una dura advertencia a los países europeos que anteponen sus intereses nacionales al proyecto común, poniendo en peligro este último. Se ha sumado así desde Chile, encabezándola, a la ofensiva del Gobierno para reclamar el apoyo de los socios europeos, ante la incapacidad de España para recapitalizar por sus propios medios su sistema financiero y hacer frente al crecimiento exponencial de los intereses de su deuda.
No es nuevo que el Rey —que fue galardonado con el Premio Carlomagno en 1982 por su contribución a la unidad europea— haga profesión de fe europeísta. Sí lo es que se exprese con tanta claridad sobre los riesgos que amenazan a Europa y que apueste de forma decidida por dar un salto cualitativo en la construcción de la UE como salida para la actual crisis.
Frente al tono plúmbeo de muchas de sus intervenciones públicas, el discurso de Chile constituye toda una declaración política, en la que se adivina la mano del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, quien le acompaña en la gira suramericana. “Permítanme decirles que el problema de Europa no es un problema económico; es un problema político”, ha dicho el Rey. En consecuencia, “la solución tiene que ser también política. Lo que se necesita es más Europa, no menos Europa”.
Tras recordar que las cuentas de la zona euro están más equilibradas que las de otras zonas geográficas, don Juan Carlos ha reconocido que, pese a ello, los inversores internacionales desertan para buscar refugio en otros lares. ¿Cuál es la razón?: “Es sencilla de entender: dudan de nuestra voluntad de seguir juntos, de defender nuestra moneda común, de ser fieles al testamento de los padres fundadores de Europa”.
“Europa requiere austeridad y disciplina. Pero la austeridad por sí sola no salvará a Europa”, ha subrayado. “Se necesita además solidaridad para hacer soportables las cargas financieras que hoy abruman a algunos de nuestros países”, entre los está España. Y “se necesita también crecimiento, para dar trabajo a nuestros conciudadanos y mantener el modelo social que hemos construido a lo largo de los últimos años”.
Aunque el Rey no lo ha detallado, España quiere que el fondo europeo de rescate pueda prestar directamente dinero a los bancos, sin la intermediación de los estados, y también que el Banco Central Europeointervenga para aliviar la presión sobre su deuda. Dos objetivos que hasta ahora se han estrellado con la intransigencia alemana.
“Austeridad, sostenibilidad de las finanzas públicas y crecimiento económico son los tres pilares sobre los que debe asentarse el proyecto europeo”, ha resumido el Rey, parafraseando a Rajoy.
Más aún se ha alineado con el Gobierno, responsable último de sus discursos, cuando ha recordado que este está acometiendo “unos ajustes presupuestarios sin precedentes […] unas reformas estructurales de gran calado […] y un saneamiento del sistema financiero que ha sufrido en carne propia la dureza de la crisis”.
“Es posible que estemos en el momento más difícil de la crisis, en el momento más doloroso del tratamiento al que hemos tenido que someternos”, ha admitido. “Pero es un tratamiento absolutamente necesario para recuperar la salud perdida y retomar la senda del crecimiento”, ha agregado, aunque por un lapsus ha introducido un “no” que cambiaba el sentido de la frase.
El Rey ha querido ofrecer un atisbo de optimismo al asegurar que “las cosas están empezando a mejorar”: las cuentas públicas están “más equilibradas que hace un año”, la balanza exterior “más equilibrada” y la economía española ha “empezado a recuperar la competitividad perdida”.
Don Juan Carlos también ha lanzado una puya implícita a Argentina, con quien España mantiene un contencioso por la expropiación de YPF, al subrayar que “Chile ha entendido muy bien que el ahorro acude a los países que respetan la seguridad jurídica y huye de aquellos en los que reina la arbitrariedad”.
Piñera, por su parte, ha confirmado que participará, “con mucho interés y entusiasmo” en la cumbre de Cádiz y se ha felicitado de la recuperación de la salud de don Juan Carlos, de la que ha dicho que espera que “sea contagiosa y también España recupere su salud económica”. Tras reconocer la grave situación por la que atraviesa España ha querido introducir también un mensaje de optimismo. “Nunca la noche es más oscura que cuando está a punto de amanecer”.
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