La secretaria de Estado de Investigación lanza la idea de que al sistema le sobra personal
España, por debajo de la media de la OCDE en recursos humanos
EL PAIS - ALICIA RIVERA Madrid 7 JUN 2012 - 22:58 CET120
El sistema de ciencia y tecnología español “tiene que adelgazar”. Así de rotunda es la secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación, Carmen Vela en un artículo que publica la revista Nature, en la que expone la perspectiva del Gobierno sobre I+D+i. En el adelgazamiento “es importante reducir en cantidad, no en calidad”, especifica Vela, justificando esta dieta como una necesidad para “fortalecer nuestro sistema de investigación”.
España está por debajo de la media de investigadores de la OCDE y Vela hurga con su carta en una herida profunda que está sufriendo el sistema español de I+D+i: los recursos humanos, sin apenas vías de acceso para los investigadores jóvenes que aspiran a incorporarse a un sistema basado, en gran medida, en el regimen funcionarial y con las plazas sometidas a oferta pública de empleo —ahora bloqueada—. “Tenemos que cambiar el número de investigadores manteniendo y mejorando la calidad de los contratos mientras que reducimos la cantidad. Tendríamos que haberlo hecho así de todas formas: el sistema de I+D español no es tan grande como para justificar que se pague a tantos investigadores como lo hace actualmente”, escribe Vela en la revista británica.
El revuelo en la comunidad científica por estas palabras ha sido inmediato y la Secretaría de Estado ha enviado a los medios de comunicación una “nota aclaratoria” explicando que Vela “se refiere” a los programas Juan de la Cierva, Torres Quevedo y Ramon y Cajal y al personal de apoyo técnico. “Estas ayudas se van a reducir en número porque, con las cifras actuales, el sistema de I+D+i difícilmente absorbe a los investigadores que terminan dichos programas. En ningún caso la secretaria de Estado afirma que en España sobran científicos”.
¿Está realmente sobredimensionado el sistema de I+D+i? ¿Cómo puede absorber a investigadores que terminan los programas señalados por Vela si el acceso a las instituciones científicas públicas está bloqueado y el sector privado contrata cada vez menos?
En España la proporción de científicos sobre la población activa (ocupada y en paro) es de 9,6 por mil, en la UE es de 10,4 y en Alemania, de 12,7, dice la Federación de Jóvenes Investigadores Precarios, recalcando que la edad media de la plantilla en los centros de investigación españoles ronda los 50 años.
“El artículo contiene afirmaciones que se presentan como verdades de facto y no lo son, porque no es cierto que el sistema español de I+D+i sea demasiado grande, seguimos estando lejos del número de investigadores que tienen los países con los que queremos estar. ¿Dónde están las cifras para argumentar esa sobredimensión del sistema?”, comenta Alfredo Poves, subdirector del Departamento de Física Teórica (Universidad Autónoma de Madrid). “Creo que Vela trata de hacer de la necesidad virtud. Con la crisis, el Gobierno ha tomado la opción política de reducir la I+D en España, lo que no es en absoluto inevitable. Hay muchos analistas y expertos que recomiendan justo lo contrario, aumentar el esfuerzo en ciencia y tecnología ante las dificultades económicas”, continúa Poves. “Y una vez que ha decidido que hay que cortar, resulta, bendita casualidad, que eso era precisamente lo correcto, lo que había que hacer en cualquier caso”. Claro que hay que seleccionar bien a la gente que entre en el sistema, apostilla este catedrático de Física, “pero si no entra nadie…”.
Vela titula su escrito en Nature Convertir la crisis presupuestaria española en una oportunidad y empieza por exponer los recortes de la financiación de la I+D en 2012 con “el presupuesto más austero de nuestra historia democrática”. Ha caído el gasto en las “indispensables” subvenciones para investigación en un 22,5%, 475 millones de euros, dice, lo que se acumula a los recortes de los últimos años. En tal situación, la secretaria de Estado invoca el realismo y destaca la necesidad de la excelencia.
“Con los cambios que anuncio aquí, solo aquellos científicos que puedan demostrar que están empujando las fronteras de nuestro conocimiento recibirán recursos. Queremos apoyar solo los proyectos realmente competitivos que están produciendo frutos o que tienen el potencial de hacerlo por sus resultados recientes y que se orientan a mejorar la vida diaria de nuestros ciudadanos”, escribe Vela. “La competitividad será parte del proceso para obtener dichos fondos estatales”, añade. En realidad, la financiación de los proyectos del Plan Nacional de I+D+i se rige por criterios competitivos desde hace años.
En la excelencia como objetivo coinciden todas las voces. La cuestión es cómo se logra, cómo se reestructura el sistema para hacerlo más eficiente y sobre todo, cómo hacerlo con recortes drásticos de financiación. “En el adelgazamiento el problema es cómo quitar la grasa sobrante, sin dañar el músculo. Y el músculo del sistema, la creatividad y el talento, están depositados en muchos de los jóvenes doctores con contratos temporales, con pocas opciones de integración en el sistema de investigación, público o privado. Ellos son la prioridad”, apunta Luis Sanz-Menéndez, director del Instituto de Políticas y Bienes Públicos, del CSIC.
En una carta abierta, Precarios señala: “Señora Vela: Si debilitan ustedes la fortaleza de los grupos de investigación reduciendo sus recursos, humanos y materiales, ¿cómo van a poder hacer esa ciencia excelente y competitiva a nivel europeo? Sin recursos no se puede investigar, sin recursos no se pueden producir excelentes científicos”.
“Estoy de acuerdo con la secretaria de Estado en que debemos de desarrollar la ciencia, la tecnología y la innovación. Sin embargo, no entiendo cómo reduciendo la ya pequeña cantidad de unos 2.000 millones a otra aún menor de 1.500 millones, lo vayamos a mejorar”, dice el científico del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa Jesús Ávila. “Aunque tengamos muy buena voluntad necesitamos dinero para hacer buena ciencia. Echo de menos que no se llegara hace tiempo a un Pacto de Estado para evitar estos cambios”.
Vela señala que se convocarán este año 175 contratos en el programa Ramón y Cajal (investigadores de alto nivel), frente a 250 en 2010. La suma de toda la oferta de plazas en 2012 en los programas postdoctorales, los orientados a la industria y el personal de apoyo técnico en universidades y organismos de investigación estará entre los 700 y los 800, frente a 960 en 2011. En realidad estas cifras están pendientes del Senado, donde el PP ha presentado una enmienda a los presupuestos para abrir ligeramente la mano en la contratación en I+D+i. Los populares proponen que la tasa de reposición para doctores sea del 10% (que se cubra una de cada 10 vacantes), haciendo referencia a los investigadores Ramón y Cajal.
Vela termina su artículo citando a Einstein. “Hay una fuerza impulsora más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica y es la voluntad. Con voluntad, nuestro sistema de I+D adelgazado será capaz de aprovechar la crisis y emerger de ella más fuerte que nunca”. Poves apunta que “lo que este país necesita no es ponerse a regimen, sino un sistema de ciencia estable y de calidad, que voluntarismo ya lo hemos puesto, y mucho, los científicos durante años”.
El ajuste científico
- La inversión española en I+D aumentó durante los primeros años de Gobierno Zapatero hasta alcanzar (entre pública y privada) un 1,35% del PIB, pero, a partir de 2009, se impuso la línea de severos recortes. Al llegar a La Moncloa, Rajoy agudizó esa tendencia: se estrenó quitando 600 millones de euros al sistema nacional.
- El presupuesto de todos los ministerios para I+D en 2012 es de 6.397 millones, tras un recorte anual del 25%. De esta forma baja a los niveles de 2005, según cálculos de la Confederación de Sociedades Científicas (Cosce).
- Numerosas plataformas de investigadores y académicos han protestado por los ajustes en los últimos años. Una iniciativa en la red en favor de una casilla para la ciencia en el IRPF recabó 300.000 firmas.
- 22 premios Nobel que forman parte del jurado del premio Jaime I suscribieron esta semana una declaración para expresar su “preocupación” por las restricciones a la ciencia y la educación.
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