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Las Españas son la realizacíon en el campo politico-social del principio de estética: "La belleza consiste en la unidad dentro de la variedad"
"El Cid" es el título del cuadro de Rosa Bonheur donado al Museo del Prado en 1879, el mismo año en que se terminó, y que la pinacoteca ha guardado desde entonces en sus almacenes hasta el pasado día 27 en que fue expuesto en las salas abiertas al público. El cuadro es un retrato realista de un león en primer plano, con las montañas del Atlas detrás bajo un fondo azul. En la descripción del cuadro, se recuerda la singular empatía que la artista desarrolló hacia los leones durante la guerra franco prusiana. Siempre se sintió atraída por la energía primigenia de los animales, que comenzó a estudiar observando a los caballos y a los bóvidos en las ferias. Se interesó de un modo especial por los felinos. El título de la obra evoca el coraje, valor que la artista expresó a través de la representación de animales, convertidos en el principal motivo de su obra.
Personaje con una inteligencia brillante. Un tipo de grandeza humana auténtica, un hombre que tenía no sé cuánta historia a tras de sí. Poseía también algo del carretero al lado del duque inglés, era un genio, en el cual coexistían ambos aspectos. Tenía, chupando aquel puro, ciertos aires propios de quien comenzó fabricando palos de escoba, o algo parecido, con aquella apariencia de un bebé grande malhumorado en el que se percibía el plebeyo. Su madre era yanqui, hija de un hombre hecho a sí mismo. Pero, por otra parte, presentaba ciertas actitudes mediante las cuales el noble aparecía por entero.
Un espectacular incendio se produjo ayer sobre las 2,30 de la madrugada en un almacén de una planta química de Lubrizol, a unos 3 kilómetros del centro de la ciudad de Ruán provocando riesgo de contaminación del río Sena debido al desbordamiento de los depósitos de retención. La planta fabrica y comercializa aditivos utilizados para enriquecer aceites, combustibles o pinturas industriales. El Sena atraviesa París y desemboca en el Canal de la Mancha.
Isabel I de Inglaterra, hija de Enrique VIII, nació como princesa, pero su madre, Ana Bolena, fue ejecutada cuando ella tenía tres años, con lo que Isabel fue declarada hija ilegítima. Sin embargo, tras la muerte de sus hermanos Eduardo y María, asumió el trono hasta el día de su muerte en 1603.
Ron Difrancesco era un corredor de comercio canadiense que trabajaba en la planta 84 de la Torre Sur del World Trade Center de Nueva York y el 11 de septiembre de 2001 había acudido a su puesto de trabajo como cualquier otro día. Vio una gran deflagración en la otra torre y observaron que de allí salían humo y papeles. No vieron el avión ni nada más. Solo el agujero en el edificio. Nadie entendía qué estaba pasando. Les dijeron que se trataba de un accidente en la Torre 1, pero que la Torre 2 estaba segura. Regresó a su mesa para volver al trabajo cuando recibió una perturbadora llamada desde Toronto de un amigo de la universidad que estaba viendo lo sucedido por televisión: empezó a gritarle ¡sal de ahí! Cuando se asomó, vio personas en las ventanas sin saber que hacer, debatiéndose entre saltar o morir abrasadas. Agarró a un compañero y le dijo: vámonos de aquí. Entonces llegó el segundo impacto, esta vez en su edificio. No vio nada, pero empezaron a caer los paneles del techo. No sabía que era un avión. Pensó que quizá era un generador que se había hundido. Tuvieron que bajar por las escaleras porque los ascensores estaban cerrados, pero el humo era demasiado denso y se agacharon para intentar respirar por debajo del humo. La gente se desmayaba intentando encontrar una salida. Él también estaba a punto de desmayarse cuando oyó una voz que le llamaba y le decía "levántate y sigue por este camino" y es lo que hizo. Se acercó a las llamas y cogió una placa de cartón yeso para abrirse paso hacia abajo. Fue atravesando todas las plantas que estaban incendiadas. Lo hizo guiado por la voz clara y tranquila, que le decía por dónde tenía que ir. No fue un camino fácil, corrió por tres plantas en llamas sin saber cómo no se quemó hasta que de repente empezó a sentir frescor y humedad. Habían empezado a funcionar los aspersores contra incendios. Siguió bajando en solitario camino de la salvación. Cuando llegó a la planta baja, en la entrada, quería salir corriendo, pero no les dejaron. Había gente que estaba saltando y escombros cayendo así que nos llevaron por una zona subterránea hacia otra salida. Allí se encontró con un colega y empezaron a caminar hacia esa salida, pero comenzó a derrumbarse el edificio. Giró a la derecha y vio una bola de fuego enorme que se acercaba a ellos. Es lo último que recuerda. No sabe cómo salió de esa torre ni fue consciente de ser el último en hacerlo. Se despertó tres días después en el hospital. Aún tiene cicatrices en el rostro de las heridas que sufrió, incluso sus lentillas se le pegaron los ojos por las altas temperaturas. El deseo de volver a ver a su mujer y a sus hijos fue un estímulo para luchar por la supervivencia.
No penséis que he venido a la Tierra a sembrar paz, no he venido a sembrar paz, sino espadas. He venido a enemistar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra, los enemigos de cada uno serán los de su propia casa. El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí, el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí, y el que no carga con su cruz y me sigue, no es digno de mí.